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lunes, 27 de enero de 2014

La libertad religiosa en el Islam


Una de las bases fundamentales del Islam, citada claramente en el Corán. Es la libertad religiosa. Dice el Libro Sagrado en la Sura 2, versículo 256: “No hay coacción en la religión”. Debido a ello, el Islam somete la cuestión de la creencia y la incredulidad a la voluntad y la satisfacción del hombre. Dice el Corán en la sura 18, versículo 29: “Quien quiera creer, que crea, y quien quiera negarse a creer, que no crea”.
El Corán revela esta cuestión con claridad al Profeta, Muhammad, al anunciarle que lo que le corresponde es comunicar el mensaje de Dios a la Humanidad y que él no tiene ningún poder para convertir a la gente al Islam; ya que la verdadera conversión proviene de Dios. En la sura 10, versículo 99 dice Dios: “¿Acaso puedes tú obligar a la gente a que sean creyentes”; en la sura 88, versículo 22 dice: “No tienes potestad sobre ellos” y en la sura 42 versículo 48 dice: “Y si se apartan, no te hemos enviado como guardián de ellos. A ti sólo te incumbe comunicar”. Todo esto asegura que el Corán rechaza definitivamente obligar a la gente a convertirse al Islam. Por eso es que su servidor, durante los programas de Aclarando Conceptos nunca he dicho: ¡Conviértase al Islam! Podemos informar sobre la verdad del Islam; comunicamos sus enseñanzas, pero no hacemos proselitismo. Es la persona quien voluntariamente acepta el Islam. No la coaccionamos; ni le ofrecemos enseñanzas de salvación automática; ni lo presionamos para que acepte al Islam.
El Islam ha definido el método que los musulmanes deben seguir en la divulgación del Islam, que es la sabiduría y la buena exhortación. Dice el Corán en la sura 16, versículo 125: “Llama al camino de tu señor por medio de la sabiduría, la buena prédica y convenciéndoles de la mejor manera”. Dice también en la sura 2, versículo 83: “…hablad a la gente con la mejor manera”. A este respecto se citan en el Corán más de 120 versículos que llaman todos a la divulgación del Islam mediante el conocimiento, la sabiduría y el respeto de la libertad humana en aceptar o rechazar la religión. Después de conquistar la Meca y el definitivo triunfo, el Profeta liberó a todos los presos y no obligó a ninguno a creer en el Islam al decirles: Idos. Sois todos libres.
No se sabe en toda la historia del Islam que los musulmanes hayan obligado a nadie, sea cristiano o judío, a adoptar al Islam. Prueba de ello es la primera constitución puesta por el profeta Muhammad después de haber emigrado a Medina, en la que cita que los judíos componen una parte de la sociedad de Medina junto con los musulmanes, y que aquéllos tienen el derecho de quedarse fieles a su religión.
También el segundo califa, “Omar B. al – Jattab, al entrar en Jerusalén hizo un convenio de seguridad con los cristianos en el que consta que éstos, sus iglesias y sus cruces están seguros y que no se debe obligar a ninguno de ellos a dejar su religión. Prueba de ello es que las Iglesias cristianas en Tierra Santa se mantienen intactas.
Mahatma Gandhi: el héroe de la independencia india, escribió: “Los musulmanes nunca han caído en la arrogancia incluso en los tiempos de su mayor grandeza y triunfo. El Islam alienta la admiración hacia el Creador del mundo y sus obras.
Cuando Occidente vivía en un período de terrible oscuridad, la resplandeciente estrella del Islam que brillaba en el Este, trajo luz, paz y alivio a nuestro sufrido mundo.
El Islam no es una religión falsa. Cuando los hindúes estudien esta religión con el debido respeto, sentirán también la misma simpatía que yo siento hacia el Islam. Y continúa. He llegado a la conclusión de que la rápida expansión del Islam no se realizó por medio de la espada. Por el contrario, se debió, sobre todo, a su notable simplicidad, su lógica, la gran modestia de su profeta, su escrupuloso respeto de las promesas realizadas, su ilimitada devoción hacia cada musulmán, su carácter intrépido, su falta de temor, su confianza absoluta en Dios y su propia misión. Estas cualidades, y no la espada, fueron las que le permitieron vencer a todos los obstáculos.
Un musulmán debe tratar al no musulmán amablemente y debe solamente evitar hacer amistad con los que tengan enemistad contra el Islam. En caso de que esta enemistad cause ataques de violencia en contra la existencia de los musulmanes, esto es, en caso de una guerra en contra de ellos, entonces los musulmanes deben responder con justicia considerando las dimensiones humanas de la situación. Todas las formas de barbarismos, actos innecesarios de violencia y de agresión injusta está prohibido en el Islam. En otro verso, Dios advierte a los musulmanes en contra de esto y explica que la rabia que se siente en contra de los enemigos no debe ser la causa para caer en actos de injusticia.
«Vosotros que creéis! Sed firmes a favor de Allah, dando testimonio con equidad. Y que el acto que podáis sentir por unos, no os lleve al extremo de no ser justos. ¡Sed justos! Así se acerca más a la temerosidad. Y temed a Allah, es cierto que El conoce perfectamente lo que hacéis. » (Corán 5: 8).
La palabra Islam proviene de la raíz arábiga Salam, que significa paz y el Corán condena la guerra como un estado anormal de situaciones opuestas a la voluntad de Dios.
El Islam no justifica una guerra totalmente agresiva o exterminadora; ya que el Islam reconoce que la guerra en ocasiones es inevitable y que algunas veces es un deber positivo debido a las opresiones y al sufrimiento. El Corán enseña que la guerra debe ser limitada y conducida lo más humanamente posible. El Profeta Muhammad no solamente tuvo que luchar con la gente de Meca sino también con algunas tribus judías en el área, así como algunas tribus Cristianas en Siria que planearon una ofensiva en su contra. Pero esto no llevó al Profeta Muhammad a denunciar a la Gente del Libro (judíos y cristianos) o a pelear contra todos; sino sólo a defenderse de las tribus atacantes. Los musulmanes se vieron forzados a defenderse, no estaban llevando a cabo una guerra santa en contra de la religión de sus enemigos. Cuando Muhammad mandó a Zaid como líder del ejército Musulmán a pelear contra los cristianos les dijo, peleen por la causa de Dios valientemente pero háganlo humanamente. No debían molestar a sacerdotes, religiosas, monjes, ni tampoco a civiles débiles o gente no apta para pelear. No debe existir una masacre entre los civiles como tampoco se podrá cortar un solo árbol ni ningún edificio se podrá destruir.
Después de ello, se dictó una proclama del profeta Muhammad, válida hasta la consumación de los siglos, de amplia tolerancia, para todas las religiones, especialmente judíos y cristianos, los que son llamados “Ajl al kitab”, la gente del libro; hablar que el Corán fomenta el terrorismo es un error peligrosísimo y le hace juego al terrorismo, que es una minoría violenta, que ha existido históricamente y en los tiempos presentes en todas las religiones.
En el caso del Islam, nosotros condenamos el terrorismo venga de donde venga; pero aquellos que dicen lo contrario, están justificando teológicamente al terrorismo islámico y nos descalifican a la gran mayoría de musulmanes pacíficos como nosotros. De esa forma otorgan incorrectamente una base coránica al terrorismo, convirtiéndolos en cumplidores de la religión islámica y así el 99.99 de los musulmanes pacíficos, quedaríamos descalificados incorrectamente.
¡Tremenda osadía, pero también tremendo error!

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