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jueves, 13 de febrero de 2014

ALLAH (DIOS)


El conocimiento [1] de Dios y la creencia en El constituyen el genuino fundamento del Islam. El tema es, en si mismo, tan vital que requiere un tratamiento, profundo y claro. En aras a la claridad, que sacrificaremos por el de una más depurada técnica lingüística, emplearemos algunas demostraciones simples. Ello puede sonar aburrido, o demasiado sencillo, para quienes ya conocen algo sobre la materia. Invitamos a esas personas informadas a tener paciencia y apreciar la importancia de la cuestión.
Hay personas que se complacen en dudar del concepto de Dios en el nombre de la ciencia o por una falta de experiencia y comprensión. La actitud de estas personas, con frecuencia refleja una mentalidad incomoda, aún cuando aleguen ser intelectuales instruidos. No nos ocuparemos de sus alegatos, sino desde el fundamento de su auténtica localización. Esto explica el por qué muchos argumentos han sido concebidos de forma sencilla como si fueran dirigidos principalmente a niños y no a adultos. Por otro lado, un objetivo básico de esta obra es dar a conocer el verdadero concepto de Dios en el Islam a los jóvenes musulmanes. Otra consideración que cabe hacer es que el concepto de Dios en el Islam ha sido deformado en las mentes de muchos no musulmanes que se denominan creyentes en Dios y abogados de la religión.
Por esas razones empleamos en esta exposición algunas demostraciones simples y quizá elementales. La simplicidad de algunos argumentos puede provocar, sin embargo profundos pensamientos en muchos adultos. En tal caso, ello confirmará que se trata de una sencillez deseable y creativa, lo que es en sí una clara característica del Islam.
Si miramos a nuestro alrededor en nuestros ambientes, observamos que toda familia tiene un jefe, cada escuela un director, cada estado confederado un primer gobernador y cada nación un jefe del estado. Además, sabemos sin ningún género de dudas que todo producto es la obra de un determinado productor y que cada bella arte es la creación de algún gran artista. Todo esto es obvio, más no satisface la avidez de conocimiento y la curiosidad del hombre en cuanto a las grandes cosas del mundo, uno se maravilla con frecuencia de las bellezas de la naturaleza con sus encantos y maravillas paisajistas; los horizontes casi infinitos del cielo y sus inmensas expansiones; la interminable sucesión del día y la noche de la manera más ordenada; el recorrido del sol, la luna y las grandes estrellas; el mundo de los objetos animados e inanimados, el constante proceso y evolución del hombre generación tras generación. Uno se maravilla a veces porque desearía conocer al hacedor y mantenedor de todas estas cosas con las que vivimos y que nos ofrecen un inmenso gozo.
¿Podemos encontrar una explicación al enorme universo? ¿Existe alguna interpretación convincente del secreto de la existencia? Nos damos cuenta de que ninguna familia puede funcionar correctamente sin una cabeza responsable, que ninguna ciudad puede existir con prosperidad sin una firme administración y que ningún estado puede sobrevivir sin un jefe de cualquier tipo. Entendemos también que nada existe por si mismo. Más aún, observamos que el universo existe y funciona de la manera más ordenada y que ha sobrevivido durante cientos de miles de años. ¿Podemos decir, entonces, que todo esto es accidental y fortuito? ¿O, podemos, atribuir la existencia del hombre y de todo lo creado al mero azar?.
Si el hombre llegara a existir por accidente o por un simple azar, toda su vida estaría basada en la casualidad y su existencia carecería de sentido. Pero ningún hombre sensato puede concebir esta vida carente de significado y ningún ser racional dejaría su existencia a merced de un hado fluctuante. Todo ser humano razonable trata de hacer su vida tan significativa como sea posible y se traza un modelo de conducta con arreglo a algún diseño. Los individuos, los grupos y las naciones programan al curso de su acción y todo plan minucioso produce unos efectos deseados. El hecho es que el hombre se dedica a proyectar, de un modo u otro, y puede apreciar las ventajas de la buena planificación.
Sin embargo, el hombre representa sólo una porción muy pequeña del inmenso universo. Y si puede hacer planes y apreciar las ventajas de la planificación, su propia existencia y la supervivencia del universo deben basarse igualmente en una política prevista. Ello significa que existe una Voluntad diseñadora detrás de nuestra existencia material, que existe en el mundo una Mente Única que hace reales las cosas y las mantiene en ordenado movimiento. Los maravillosos prodigios de nuestro mundo y los secretos de la vida son demasiado grandes para ser el producto de un accidente casual o de un simple azar.
Por tanto, debe haber en el mundo una Gran fuerza en acción para mantener todo en orden. Ha de haber en la hermosa naturaleza un Gran artista que cree las más encantadoras obras de arte y produzca todo con un fin especial en la vida. Esta Fuerza es la más consistente de todas y este Artista es el más grande de todos. Los verdaderos creyentes y las personas fuertemente iluminadas reconocen a este Artista y le llaman Allah o Dios. Le llaman Dios porque él es El Creador y el principal arquitecto del mundo, el Origen de la vida y el Proveedor de todas las cosas que existen. No es un hombre porque ningún hombre puede crear o hacer otro ser humano. No es un animal ni tampoco una planta. No es un ídolo, ni una estatua de determinado tipo, porque ninguna de estas cosas puede hacerse a sí misma, ni crear nada más. No es una máquina. No es el sol, ni la luna, ni ninguna otra estrella, porque estas cosas están controladas por un gran sistema y están hechas por alguien distinto. Es diferente de todas estas cosas porque es el Hacedor y conservador de todas ellas. El hacedor de algo debe ser diferente y mayor que la cosa que hace. Conocemos también que nada viene a la vida por sí mismo y que el mundo maravilloso no se creó así ni surgió por accidente. Los continuos cambios que se producen en el mundo demuestran que está fabricado, y todo cuanto está fabricado debe tener un fabricante cualquiera que sea.
El Hacedor y el Mantenedor del mundo, el Creador y el Proveedor del hombre, la Fuerza activa y el poder eficaz de la naturaleza son todos uno y el mismo a quien se conoce como Allah o Dios. Este es el secreto de todos los secretos y el Más supremo de todos los seres. El Sagrado Corán, la auténtica Escritura de Dios, dice: [2] 
Dios fue quien os creó la noche, para que reposárais en ella, y el día luminoso, para vuestros quehaceres. Ciertamente, Dios es graciable para con el hombre, pero la mayoría de los humanos no lo agradece. Tal es Dios, vuestro Señor, creador de todo. ¡No hay más dios que El! ¿Cómo, pues, os desviáis?. Así se desvían quienes niegan las alegas de Dios. Dios fue quien os creó la tierra como cuna y el cielo como techo y os configuró y proporcionó vuestras estampas y os agració con todo lo bueno. Tal es Dios, vuestro Señor. ¡Bendito sea Dios, Señor del universo!. ¡El es viviente! ¡No hay más Dios que El!! ¡Invocadle, pues, con sincera devoción! ¡Alabado sea Dios, creador del universo!. (Corán, 40:61-65)
El Supremo Maestro de todo el mundo y el Creador de todo es Allah (Dios). Es tan grande y distinto de los demás seres que el hombre sólo puede conocerle a través de la reflexión y la meditación. El existe en todos los tiempos y Su gran poder está en acción en todos los lugares del universo. El hombre ha de creer en su existencia porque todo cuanto hay en el mundo confirma que El existe. Sólo la creencia en Dios y en Su Gran Poder pueden dar a la humanidad la mejor explicación posible de muchos hechos misteriosos de la vida. Es el mejor camino para llegar al verdadero conocimiento y el perfeccionamiento espiritual, el sendero recto al buen comportamiento y a la moral firme, la guía más segura a la felicidad y la prosperidad.
Una vez que el hombre cree... Dios existe ha de conocer Sus atributos y nombres. En términos generales, toda perfección y bondad absoluta pertenecen a El y no cabe aplicarle detecto o error alguno. En términos específicos, hemos de saber y creer lo siguiente:
1. Di: "¡Dios es único; Dios es eterno; Jamás engendro ni fue engendrado; y es incomparable!". A El suplican eternamente todos y no tiene principio ni fin y nada es igual a El (Corán, 1 12:14).
2. El es graciabilísimo, misericordioso, celador, compulsor, poderoso, supremo, creador, formador. El Primero y el Ultimo, el omnisapiente, Dios está enterado de cuanto hacéis, es el sabedor. Todo cuanto existe en los cielos y en la tierra le glorifica porque es poderoso, prudente (Corán, por ejemplo, 57:1-6; 59:22-24).
3. Dios es indulgentísimo, misericordiosísimo. No existe ser viviente sobre la tierra cuyo sostén no dependa de Dios. Dios es, de sumo, opulento y loable. Quien teme a Dios, El le destinará una salvación y le agraciará desde donde menos lo piense (Corán, por ejemplo, 3:31; 11:6; 35:15; 65:2-3).
Cada uno de estos nombres y atributos de Dios se menciona en diversos lugares en el Corán. Todos gozamos de los cuidados y la misericordia de Dios, que es tan amante y bondadoso con Su creación. Si pretendéis contar las mercedes de Dios, jamás podréis enumerarlas (Corán, 14:32-34; 16:10-18).
Dios es altivo y supremo, pero está muy cerca de las gentes piadosas; El responde a sus plegarias y les ayuda. Ama a las personas que Le aman y perdona sus pecados. Les da paz y felicidad, saber y éxito, vida y protección. Acoge a todos cuantos desean estar en paz con El y nunca rechaza a ninguno. Enseña al hombre a ser bueno, a hacer el bien y a apartarse del mal. Porque El es tan bueno y amante, recomienda y acepta sólo las cosas buenas y justas. La puerta de Su misericordia está siempre abierta a quienes buscan sinceramente Su apoyo y protección (Corán, 2:186; 50:16).
El amor de Dios a Sus criaturas es inmenso y supera la imaginación humana. No podemos medir o contar sus favores. Nos crea y tiene buen cuidado de nosotros no sólo desde el momento de nuestro nacimiento, sino mucho antes de El. Nos hace en la mejor creación posible y nos da todos los sentidos y facultades que necesitamos para nuestro crecimiento. Nos ayuda cuando no podemos ayudarnos a nosotros mismos y nos proporciona sustento a nosotros y a nuestros dependientes. Crea en el hombre la mente para entender, el alma y la conciencia para ser buenos y justos, los sentimientos y los criterios para ser bondadosos y humanos.
Por su misericordia ganamos el auténtico saber y vemos la luz real. Porque El es misericordioso nos crea en la forma más hermosa y nos da el sol y la luna, la tierra y el mar, nuestro planeta y los cielos, las plantas y los animales. El es el creador de todas estas cosas y de muchas otras para nuestro beneficio y uso. El hace las cosas que nos son útiles en esta vida y da al hombre dignidad e inteligencia, honor y respeto, porque el hombre es la mejor de todas las cosas y es el virrey de Dios en la tierra. La misericordia de Dios nos proporciona esperanza y paz, valor y confianza. Nos permite remediar nuestras aflicciones y pesares, vencer nuestras dificultades y conseguir el éxito y la felicidad. En verdad, la misericordia de Dios alivia a los afligidos, conforta a los dolientes, consuela al enfermo, fortalece al desesperado y asiste al necesitado. En pocas palabras, la misericordia de Dios actúa en todos los lugares, en todos los momentos y en cada aspecto de nuestras vidas. Algunas personas pueden dejar de reconocerlo sólo porque lo dan por seguro. Pero es real y podemos sentirlo con nuestros corazones y apreciarlo con nuestras mentes.
El Dios amante y misericordioso nunca nos olvida, ni nos abandona, ni desoye nuestras sinceras llamadas a El. Por su misericordia y amor nos ha enseñado el camino recto y nos ha enviado mensajeros y maestros, libros y revelaciones -todo ello concebido para nuestra ayuda y guía-. El último Mensajero de Dios es Muhammad y el libro más auténtico que existe es el Corán. Conocemos al Dios compasivo en las tradiciones de Muhammad y en las enseñanzas del Corán. Si una persona comete un pecado o realiza algo malo, está violando la ley de Dios, cometiendo una grave ofensa a Dios y abusando de su propia dignidad y existencia. Pero si es sincero y desea arrepentirse, se lamenta de sus malas obras y desea volver a Dios, busca fielmente el perdón de Dios y se acerca honradamente a El, Dios le aceptará y le perdonará de verdad. Incluso quienes rechazan a Dios o a Su unicidad están seguros del perdón si comprenden su actitud errónea y deciden regresar a Dios. El Corán dice a este respecto:
Por cierto que Dios jamás perdonará que se le asocie con divinidad alguna, pero fuera de ello perdona a quien le place, porque quien asocia algo a Dios comete un pecado mortal. Por cierto que Dios jamás perdonará que le atribuyan copartícipes, aunque perdona los pecados veniales, a quien le place; porque quien atribuya algo a Dios, se habrá desviado profundamente. (Corán, 4:48, 116).
Diles: "¡Oh, siervos míos, quienes hayan ido lejos en sus pecados! No desesperéis de la misericordia de Dios; ciertamente, Dios perdonará todos los pecados; porque es indulgentísimo, misericordiosísimo. Y convertíos a vuestro Señor y consagraos a El antes de que os azote el castigo, porque entonces no seréis socorridos. Y observad lo mejor de lo que de vuestro Señor os fue revelado, antes de que os azote el castigo, súbitamente, sin que lo advirtáis". (Corán, 39:53-55).
A cambio de todos estos grandes favores y bondades Dios no necesita nada de nosotros, porque El es el que no precisa nada y es independiente. No nos pide pago, pues no podemos recompensarle ni valorar Sus inconmensurables favores y mercedes. Lo que nos manda hacer, sin embargo, es sólo el bien, ser agradecidos y considerados, seguir Sus recomendaciones y hacer cumplir Su ley, ser la adecuada manifestación de Su bondad y excelentes atributos, ser Sus agentes honrados y verdaderos representantes en la tierra. No desea que nos esclavicemos, porque El es el único que nos concede dignidad y honor. El no desea subyugarnos, porque El es el único que nos libera del temor y las supersticiones. El no pretende humillarnos, porque es el único que nos crea y exalta nuestro rango, por encima de todos los demás seres. Por ello, cuantas reglas y prescripciones nos marca han sido concebidas para nuestro propio provecho y beneficio. Tiene intención de ayudarnos a gozar nuestras vidas en paz y bondad, en hermandad y cooperación. Están destinadas para hacernos alcanzar Su muy grata compañía y adoptar la vía más segura a la felicidad eterna.
Existen varias maneras de conocer a Dios y hay muchas cosas que decir sobre El. Las maravillas y los impresionantes prodigios del mundo son como libros abiertos en los que podemos leer acerca de Dios. Además, el propio Dios viene en nuestra ayuda a través de los muchos mensajeros y revelaciones que ha enviado al hombre. Estos mensajeros y revelaciones nos dicen todo cuanto precisamos saber sobre Dios. Así, al reflexionar acerca de la naturaleza, al escuchar las palabras de los mensajeros, y al leer las divinas revelaciones podemos obtener el conocimiento más convincente de Dios y encontrar el camino recto hacia El.
Para terminar esta parte de la discusión, podemos ofrecer los versículos representativos del Corán que siguen: Dios es testigo de que no hay más dios que El, justiciero: los ángeles y los sapientísimos lo confirman: "¡No hay mas dios que El, poderoso, prudente!" (Corán, 3:18). Dios es el creador de todo y el valedor de todo. Suyas son las claves de los cielos y de la tierra; en cuanto a quienes niegan las leyes de Dios, serán los desventurados (39:63). Dios origina la creación, luego la reproduce; después, a El seréis retornados (30:11). Y suyos son quienes están en los cielos y en la tierra; todos le acatan. Y El es quien origina la creación, luego la reproduce; porque ello le es facilísimo. Suyo es el atributo inigualable en los cielos y la tierra; porque es poderoso, prudente (30:26-27).

[1] La cuestión de la existencia de Dios ha preocupado a los grandes cerebros durante muchos siglos. Quienes creen en Dios parecen estar de acuerdo en que la inteligencia humana, limitada y finita, no puede demostrar la existencia del Dios infinito e ilimitado. Sólo puede ilustrar o demostrar su existencia a satisfacción de la mente humana curiosa. Quienes niegan a Dios a menudo se basan en la ciencia, la filosofía o en teorías especiales de conocimiento. Sus argumentos resultan, las más de las veces inaplicables, en otras ocasiones irrelevantes, siempre complejos, a menudo abstrisos, hasta incomprensibles. No obstante, la mente libre y desarrollada siempre encontrará su camino hacia Dios. El hecho de no encontrar el camino no significa que no exista. El rechazo de la realidad no la hace irreal. Véase por ejemplo, una visión comparativa interesante en Jacques Maritain, Approaches to God (aproximaciones a Dios) (Nueva York: The Macmillan Company, 1954) Muhammad Zafrulla Khan, Islam. Its Meaning For Modern Man (El Islam: su significación para el hombre moderno) Nueva York: Harper & Row, 1962); John Hick, ed., The Existente of God (La existencia de Dios) (Nueva York: The Macmillar Company, 1964).
[2] Las buenas obras literarias no pueden traducirse plenamente en ningún otro idioma. Más aún ocurre en el caso del Corán, el Libro que desafió (y sigue haciéndolo) a los maestros nativos de la lengua y la literatura árabes y que demostraron su incapacidad para producir algo siquiera remotamente similar al capítulo más corto de la Escritura. Es imposible, por tanto, reproducir el significado, la belleza y la fascinación del Corán en ninguna otra forma. Lo que aparece aquí no es el propio Corán ni su traducción perfecta, caso de que ello fuera posible. Es, más bien, una interpretación humana en una lengua diferente que queda muy lejos de la fuerza de la Escritura Original de Dios. Por estos motivos, no se ponen comillas, dándose una forma estricta a lo que presentamos como traducción.

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