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viernes, 28 de febrero de 2014

Contribución Musulmana A La Civilización


"El mundo está sostenido por cuatro pilares:
el conocimiento de los doctos, la justicia de los mejores, las oraciones de los virtuosos y el valor de los valientes".
Esta inscripción se encontraba sobre la entrada de Las universidades españolas en la época musulmana. Se observará que la sabiduría viene en primer lugar, lo cual no es sorprendente cuando uno recuerda que el Islam elogia la sabiduría en numerosas aleyas del Corán, manifestando a través de los labios de su profeta que "la tinta del hombre erudito es más preciada que la sangre del mártir y que afirma a los creyentes a buscar la sabiduría aunque tengan que ir hasta China para encontrarla".
Durante varios siglos los musulmanes fueron fíeles a este principio de su religión, Según Philip K. Hitti, ningún otro pueblo ha contribuido tanto al progreso humano como le hicieron los árabes durante toda la primera parte de la Edad Media, si consideramos el término "árabe" en el sentido de todos aquellos cuya lengua materna fue el árabe y no solamente los que vivían en la Península Árabe.
Durante siglos el árabe fue el idioma del saber, de la cultura y del progreso intelectual para todo el mundo civilizado, con la excepción del Extremo Oriente. Desde el siglo IX hasta el siglo XII hubo mas trabajos filosóficos, módicos, históricos, religiosos, astronómicos y geográficos escritos en árabe que en cualquier otro Idioma.
Sin embargo, para obtener una visión exacta de la civilización musulmana, hay que tener en cuenta que esta civilización no fue creada solamente por los árabes. Era, y sigue siendo, el trabajo de gentes de razas e idiomas muy diferentes unidos bajo el Islam en una comunidad espiritual y supranacional. No es difícil distinguir en la civilización islámica la contribución de cada una de esas gentes al conjunto total. Pero el factor básico, la verdadera esencia de esta civilización, sigue siendo el Islam.
La unidad espiritual se debe al Islam, a su monoteísmo absoluto y firme, del que se derivan las reglas de la vida privada y publica del creyente y las leyes para gobernar la ciudad musulmana.
También se debe en una gran parte a la belleza de la lengua árabe.
Los pensadores griegos afirmaban que, tal y como dijo Sócrates, "no es el nacimiento sino la educación lo que hace al Heleno".
Cuando hablamos del musulmán creado en el seno del Islam, no se puede subrayar lo suficientemente el papel formativo desempeñado por el árabe, esa lengua fascinante, con toda su maravillosa sutileza y su poder evocativo que, durante cientos de años como el latín en la cristiandad durante La Edad Media, no fue solamente el Idioma de la cultura sino también el "de todos los países islámicos".
Como Idioma sagrado, el árabe ha dejado una profunda huella sobre la mayoría de los Idiomas de la comunidad musulmana y su predominio durante los siglos en que la civilización  islámica  alcanzó  su máximo esplendor fue tal que Philip K, Hitti tiene razón al decir que: "en el Imperio islámico, cada hombre que profesó la fe musulmana y habló el árabe, era considerado como un árabe”.
En cuanto al papel desempeñado por los árabes en la civilización musulmana, hay que destacar que fue Inmenso. Nadie puede negarles la gloria de haber fundado y llevado esta cultura a su más alto esplendor. En efecto, la civilización alcanzó su punto máximo durante los magníficos reinados de Harun ar-Rashid y Al Mamun, a mediados del siglo XI.
España debe a los árabes su prodigioso progreso cultural de los siglos IX al XII, cuando las Universidades musulmanas de Andalucía eran los centros de atracción de la élite Intelectual de todo el Occidente. Fueron los árabes   quienes   llevaron la civilización musulmana desde España a Septimania y de Marruecos a Sicilia e Italia meridional.
Pero, una vez hechos los debidos elogios a los árabes, sería ir en ceñirá de la verdad histórica y además injusto, no reconocer plenamente la extraordinaria contribución de Asia Central, Irán, Turquía y el Imperio Mongol de la India, a esta Civilización.
Es imposible olvidar lo que debe la civilización musulmana a la época selyúcida, a los monumentos artísticos que todavía hoy día se puedan ver en Konya y al renacimiento de Timurid, en Asia Central, en el siglo XV, cuando las ciudades de Samarkanda, Bukhara y Hevat, fueron famosos centros del saber y de las letras.
Es igualmente Imposible olvidar su deuda con los principados persas de los Sasánidas, los Buyidas, así como con la importante dinastía de los Sejevidas (1.500 a 1.722), que vinieron de Persia y que durante dos siglos revivieron el esplendor de la época de los Sasánidas, Fueron dos siglos que A. Gayot considera como "La Edad de oro en la que el arte persa alcanzó la expresión propia perfecta… la culminación, ese milagro de belleza, equilibrio y delicadeza (el florido final de una exhibición de juegos artificiales)".
Sería Igualmente injusto Ignorar, como frecuentemente hacen muchos orientalistas, la importante contribución de los turcos otomanos.
El Imperio Otomano no sólo mantuvo durante varios siglos el poder del restablecido Imperio Islámico, sino que también representó en el siglo XVI a uno de los países más civilizados del mundo.
El monarca más poderoso en el mundo de aquella época, Soleimán el magnifico, fue también un distinguido poeta y un generoso mecenas de la literatura y de las artes. “Muchos testimonios del alto nivel cultural del Imperio Otomano durante su reinado se encuentran en el desarrollo de las ciencias y el derecho, en el florecimiento de obras literarias en árabe, persa y turco, en monumentos contemporáneos en Estambul, Bursa y Edirne, en el auge de los avances industriales, en la vida suntuosa de la corte de los altos dignatarios, y, por último, pero no de menor importancia, en su tolerancia religiosa. Varias influencias, principalmente, la turca, bizantina italiana, se entremezclan y ayudan a que destaque la época más brillante de los otomanos" (Marcel Clerget: La Turquía, passé el presente, París 1.938).
Para hacernos una idea de la gran estima que tenían sus contemporáneos por las instituciones otomanas, sólo tenemos que recordar el hecho de que el rey de Inglaterra, Enrique VIII, envió una misión a Turquía con el propósito de estudiar la justicia otomana antes de revisar el sistema judicial Inglés.
Finalmente, no se puede olvidar que al mismo tiempo el Imperio Mogol de la India estaba dando al mundo el Taj Mahal, cuya belleza arquitectónica nunca ha sido superada, y el Akbar Nameh, de Abul Fazi: "Esta extraordinaria Obra, dice Carra de Vaux, llena de vida, ideas y sabiduría, en donde todos los aspectos de la vida son examinados, catalogados y clasificado y donde el progreso continuamente deslumbra los ojos, es un documento del cual la civilización oriental puede estar con razón orgullosa Los hombres, cuyo talento se encuentra expresado en este libro, se adelantaron a su época en el arte práctico de gobernar y quizás fueron también unos adelantados en sus especulaciones sobre la filosofía religiosa.
Esos poetas y filósofos, saben como enfrentarse con el mundo material observan, clasifican, calculan y experimentan. Todas las ideas que se les ocurren están demostradas con hechos. Las expresan con elocuencia, pero también las apoyan con estadísticas". Y Carra de Vaux termina elogiando los principios de tolerancia, justicia y humanidad que predominaron en el largo reinado de Akbar.

Las Fuentes Del Islam: El Corán Y La Sunnah


El Islam aparece en la península árabe en la primera parte del siglo VII d.c., por la prédica del Profeta Muhammad (BP) , quien a lo largo de los 23 años que dura su misión deja instaurada una nueva religión que, no obstante, no se presenta como una novedad sino como la culminación natural de la profecía representada por los mensajeros divinos anteriores: Abraham, Moisés, los Profetas de Israel y Jesús (para mencionar sólo el tronco abrahámico).

    Cuando el Profeta Muhammad (BP) abandona este mundo deja tras de sí dos tesoros de valor incalculable para los musulmanes: En primer lugar un libro divino, el Sagrado Corán, que le fuera revelado versículo a versículo a lo largo de su misión, siendo memorizado y puesto por escrito mientras esto ocurría por sus discípulos y compañeros; y en segundo lugar lo que se conoce como su Sunnah (lit.: costumbre, practica, uso, tradición), es decir, la enseñanza que el Profeta dió por sí mismo en multitud de cuestiones. Su conducta personal, su forma de ser, sus dichos sabios, sus orientaciones espirituales y devociónales, su enseñanza y explicación (exégesis) de la revelación coránica, etc, etc.
    Los musulmanes distinguen claramente entre dos fuentes de la doctrina y la Ley Islámica o Shariia (El Corán y la Sunnah), pero si bien son sin duda dos entidades separadas, están tan estrechamente ligadas que no se puede concebir la una sin la otra. Pues es a través de Muhammad (BP) que nos ha llegado el Corán, y él es la personificación más perfecta de la enseñanza revelada, por lo tanto es en su noble personalidad que encontramos la dimensión humana y cotidiana del mensaje divino.
    La Sunnah del profeta Muhammad (BP) se encuentra compilada en miles de tradiciones (arabe-hadiz, plural-ahadiz), reunidas en numerosas obras, algunas de las cuales constan de varios volúmenes cuya extensión supera largamente a la del Sagrado Corán. Los hadices refieren dichos, conductas, indicaciones, aprobaciones tácitas, etc., proferidas por el Profeta (BP) a lo largo de su vida como tal, y fueron recogidos por sus contemporáneos, sus Compañeros y discípulos, y transmitidos a las generaciones futuras.
    En los 23 años de la misión profética los Compañeros del Mensajero de Allah (BP) lo frecuentaron asiduamente y lo vieron actuar en todos los ámbitos imaginables: Como hombre, con su familia e hijos, como gobernante de la comunidad islámica, como juez en los litigios, como comandante en las expediciones militares, como maestro espiritual designado para perfeccionar la conducta humana, en suma; como hombre ejemplar. No existe una literatura tan extensa y detallada sobre ninguno de los Profetas anteriores y fundadores de grandes religiones, lo cuál confirma su trascendencia como Sello de la Profecía, el modelo por excelencia del hombre más completo que haya existido.
    Los sabios musulmanes están de acuerdo que la Sunnah recogida en las colecciones de hadices, constituye la segunda fuente del Islam en importancia, en lo que hace a definir la doctrina y la ley en todos sus aspectos. De ahí que su estudio sea esencial para comprender el Islam en forma completa.

    A diferencia del Sagrado Corán, que fue traducido desde la antigüedad, a diversas lenguas, no ha ocurrido lo mismo con las colecciones de hadices o tradiciones proféticas hasta la Época Moderna. Y, aún hoy en día, salvo recopilaciones parciales, sólo algunas de las principales colecciones de hadices se han volcado a otros idiomas, excepción hecha, claro está, de las traducciones que siempre se han hecho a lenguas propias de importantes pueblos de la comunidad islámica universal (v.gr. persa, turco, urdú, etc.).

Los Hadices


Bajo el término "Hadiz" (lit.: relato, referencia; que simplificaremos hadiz, hadices, o incluso "tradición", tradiciones") se designa a toda narración o relato referido al Profeta (BP), directa o indirectamente, sobre lo que éste dijo (recomendando, ordenando, prohibiendo), enseñó, o simplemente se vio que solía hacer aunque no lo recomendara específicamente a sus seguidores. Hay incluso hadices en los cuales se narra simplemente que el Profeta (BP) aprobó tácitamente cierta conducta en otros, y en consecuencia tal conducta se vuelve vinculante para los musulmanes. Hay una categoría especial de hadices en los cuales el Profeta (BP) refiere palabras de su Señor, que le fueron inspiradas de manera diversa a la revelación del Sagrado Corán, y que no forman parte de este último; se los llama hadiz qudsi (hadiz sagrado, tradición sagrada), y tienen una importancia especial.
El concepto de hadiz y de Sunnah se extiende incluso a veces a la práctica y opiniones de los Compañeros del Profeta (BP), entendiendo que lo que éstos hicieron o dijeron lo aprendieron del Mensajero de Allah aunque no lo dijeran explícitamente.
Que los musulmanes deben seguir la guía, la enseñanza, las indicaciones y, en suma, el ejemplo del Profeta (BP), es algo que atestigua la misma Revelación en numerosos versículos:
Tenéis en el Mensajero de Allah un bello y perfecto ejemplo, para quien deposita su esperanza en Allah y en el Día Final, y recuerda a Allah frecuentemente. (33:21) (3)
Lo que os trae el Mensajero, tomadlo, y aquello que os prohíbe, apartaos de ello. (59:7)
No se ha extraviado vuestro compañero (el Profeta), ni se descarría, ni habla movido por su propio impulso. (53:2-3)
Dí (OH Profeta): “Sólo sigo lo que proveniente de mi Señor se me inspira”. (7:203)
Claramente la misión del Profeta no se circunscribió a la transmisión de la Revelación , el Sagrado Corán, sino que le correspondía su implementación y puesta en práctica. El tuvo la responsabilidad de explicar el propósito verdadero de las enseñanzas del Corán y darles una forma tangible para que la humanidad pudiera ver, junto con los mandatos de Allah, el proceso de su transformación en realidad y las formas externas en las que se deben cristalizar, ya que las Palabras solas, no importa cuán poderosas y agudas sean, no pueden ser comprendidas completamente a menos que susciten en nuestras mentes formas definidas. Análogamente los preceptos, por más valiosos que sean, solo pueden ser bien comprendidos cuando están apoyados por ejemplos vivientes. Sin duda es un favor sin límite de Allah a la humanidad el hecho de que, junto con Su Mensaje, El nos enviara a Sus Mensajeros. Recitar la revelación del Señor, Purificar las almas de la gente, enseñar el Libro de Allah y la sabiduría que hay en él son diferentes aspectos de la misión del Profeta (BP) que el Corán expresa claramente:
El (Allah) es quien suscitó entre los gentiles un mensajero (el Profeta Muhammad), de entre ellos mismos, para que les recite Sus versículos, les purifique y les enseñe la Escritura y la sabiduría. (62:2).
La influencia de la Sunnah o tradición Profética en la cultura islámica es inmensa, y solo puede evaluarse con un estudio profundo de la misma. Digamos para dar una simple idea de su magnitud que la Sunnah es fuente del derecho islámico (sharî‘ah) junto al Sagrado Corán, y que por eso solo tiene una injerencia profunda en el modo de vida y el pensamiento de los pueblos musulmanes. Y su acción es más profunda aún: multitud de simples costumbres cotidianas (desde la forma de vestirse y asearse, hasta el trato general con los demás, pasando por infinidad de otras cuestiones), son ejecutadas aún hoy por los musulmanes siguiendo el modelo profético. Y esto para no mencionar su incidencia sobre otros muchos aspectos de la cultura islámica: su arte, su mística, su literatura, etc.

jueves, 13 de febrero de 2014

La Verdad Sobre La Relación Entre Dios Y El Hombre


1- Dios creó al hombre, haciendo de él un representante suyo, puso a su servicio todo el universo y le encargó de poblar la tierra. Esto indica que el Creador quiso que el hombre fuera el dueño de este mundo, pero al mismo tiempo no tiene que olvidar que es un creado de Dios, es decir, un siervo del señor. Pero esta servidumbre no significa, Y cabe aclararlo, ningún desdén ni humillación de Parte de Dios hacía sus criados. Al contrario. Dios otorgó al hombre la libertad de obedecerle o desobedecerlo: "Quien quiera creer, que crea, y quien quiera negarse a creer, que no crea" (El Corán, 18,29).Tal libertad contradice a la esclavitud y hace que el hombre sea responsable de lo que hace: "Quien obre bien, lo hará para sí mismo; y quien obre mal, lo hará en contra de sí mismo "(El croan, 45,15).
2- Dios honró al hombre y le dio preferencia sobre muchas criaturas. Dice el Corán al respecto:" Hemos honrado al hijo de Adán "(sural7, vers.70). Cuando Dios creó al hombre, le insufló una parte de su Espíritu e hizo que los ángeles se postraran ante él. Dice el Corán: "Y cuando lo haya completado y le haya insuflado parte de Mi Espíritu, caed postrados ante él "(Sura 15, vers. 29). Este soplo es el que marca la relación entre Dios y el hombre. Cada uno de los hijos de Adán lleva una parte del soplo divino, con lo que el hombre percibe siempre la existencia de su Señor en todo lugar y tiempo. "..... y Él está con vosotros donde estéis" (El Corán, 57, 4)
3- El Corán aclara que Dios es más cerca del hombre que su vena yugular (sura 50, vers.l6). En otra ocasión dice Dios que Él está cerca de sus siervos y responde a quien pida (sura 2, vers.l86). Dice también que es Compasivo, el más clemente de todos y que su misericordia abarca todas las cosas (sura 7, vers. 156). Revisando los atributos divinos en el Corán encontramos que el atributo Yabbar (Omnipotente) ha sido citado en una sola ocasión; el de Qáhir (Victorioso), dos veces; el de Qahhár (Vencedor Supremo), seis veces. Pero, por otro lado, encontramos que el atributo Rahmán (Omniclemente) cita en 57 ocasiones; el de Rahim (Misericordioso) en 115 (además de la formula inaugural de todas las suras del Corán, menos la sura 9, que contiene estos dos atributos); el de Arham al-ráhimin (el más Misericordioso de los misericordiosos) en 4 ocasiones; el de Ra'úf (Compasivo) en 10 ocasiones. Si añadimos a esto las muchas ocasiones en que Dios se atribuye la misericordia, nos enteraríamos de la realidad de la relación Dios - hombre, basada en la misericordia y la cercanía y estaríamos seguros de que Dios es más compasivo con sus siervos que la madre con su hijo.

ALLAH (DIOS)


El conocimiento [1] de Dios y la creencia en El constituyen el genuino fundamento del Islam. El tema es, en si mismo, tan vital que requiere un tratamiento, profundo y claro. En aras a la claridad, que sacrificaremos por el de una más depurada técnica lingüística, emplearemos algunas demostraciones simples. Ello puede sonar aburrido, o demasiado sencillo, para quienes ya conocen algo sobre la materia. Invitamos a esas personas informadas a tener paciencia y apreciar la importancia de la cuestión.
Hay personas que se complacen en dudar del concepto de Dios en el nombre de la ciencia o por una falta de experiencia y comprensión. La actitud de estas personas, con frecuencia refleja una mentalidad incomoda, aún cuando aleguen ser intelectuales instruidos. No nos ocuparemos de sus alegatos, sino desde el fundamento de su auténtica localización. Esto explica el por qué muchos argumentos han sido concebidos de forma sencilla como si fueran dirigidos principalmente a niños y no a adultos. Por otro lado, un objetivo básico de esta obra es dar a conocer el verdadero concepto de Dios en el Islam a los jóvenes musulmanes. Otra consideración que cabe hacer es que el concepto de Dios en el Islam ha sido deformado en las mentes de muchos no musulmanes que se denominan creyentes en Dios y abogados de la religión.
Por esas razones empleamos en esta exposición algunas demostraciones simples y quizá elementales. La simplicidad de algunos argumentos puede provocar, sin embargo profundos pensamientos en muchos adultos. En tal caso, ello confirmará que se trata de una sencillez deseable y creativa, lo que es en sí una clara característica del Islam.
Si miramos a nuestro alrededor en nuestros ambientes, observamos que toda familia tiene un jefe, cada escuela un director, cada estado confederado un primer gobernador y cada nación un jefe del estado. Además, sabemos sin ningún género de dudas que todo producto es la obra de un determinado productor y que cada bella arte es la creación de algún gran artista. Todo esto es obvio, más no satisface la avidez de conocimiento y la curiosidad del hombre en cuanto a las grandes cosas del mundo, uno se maravilla con frecuencia de las bellezas de la naturaleza con sus encantos y maravillas paisajistas; los horizontes casi infinitos del cielo y sus inmensas expansiones; la interminable sucesión del día y la noche de la manera más ordenada; el recorrido del sol, la luna y las grandes estrellas; el mundo de los objetos animados e inanimados, el constante proceso y evolución del hombre generación tras generación. Uno se maravilla a veces porque desearía conocer al hacedor y mantenedor de todas estas cosas con las que vivimos y que nos ofrecen un inmenso gozo.
¿Podemos encontrar una explicación al enorme universo? ¿Existe alguna interpretación convincente del secreto de la existencia? Nos damos cuenta de que ninguna familia puede funcionar correctamente sin una cabeza responsable, que ninguna ciudad puede existir con prosperidad sin una firme administración y que ningún estado puede sobrevivir sin un jefe de cualquier tipo. Entendemos también que nada existe por si mismo. Más aún, observamos que el universo existe y funciona de la manera más ordenada y que ha sobrevivido durante cientos de miles de años. ¿Podemos decir, entonces, que todo esto es accidental y fortuito? ¿O, podemos, atribuir la existencia del hombre y de todo lo creado al mero azar?.
Si el hombre llegara a existir por accidente o por un simple azar, toda su vida estaría basada en la casualidad y su existencia carecería de sentido. Pero ningún hombre sensato puede concebir esta vida carente de significado y ningún ser racional dejaría su existencia a merced de un hado fluctuante. Todo ser humano razonable trata de hacer su vida tan significativa como sea posible y se traza un modelo de conducta con arreglo a algún diseño. Los individuos, los grupos y las naciones programan al curso de su acción y todo plan minucioso produce unos efectos deseados. El hecho es que el hombre se dedica a proyectar, de un modo u otro, y puede apreciar las ventajas de la buena planificación.
Sin embargo, el hombre representa sólo una porción muy pequeña del inmenso universo. Y si puede hacer planes y apreciar las ventajas de la planificación, su propia existencia y la supervivencia del universo deben basarse igualmente en una política prevista. Ello significa que existe una Voluntad diseñadora detrás de nuestra existencia material, que existe en el mundo una Mente Única que hace reales las cosas y las mantiene en ordenado movimiento. Los maravillosos prodigios de nuestro mundo y los secretos de la vida son demasiado grandes para ser el producto de un accidente casual o de un simple azar.
Por tanto, debe haber en el mundo una Gran fuerza en acción para mantener todo en orden. Ha de haber en la hermosa naturaleza un Gran artista que cree las más encantadoras obras de arte y produzca todo con un fin especial en la vida. Esta Fuerza es la más consistente de todas y este Artista es el más grande de todos. Los verdaderos creyentes y las personas fuertemente iluminadas reconocen a este Artista y le llaman Allah o Dios. Le llaman Dios porque él es El Creador y el principal arquitecto del mundo, el Origen de la vida y el Proveedor de todas las cosas que existen. No es un hombre porque ningún hombre puede crear o hacer otro ser humano. No es un animal ni tampoco una planta. No es un ídolo, ni una estatua de determinado tipo, porque ninguna de estas cosas puede hacerse a sí misma, ni crear nada más. No es una máquina. No es el sol, ni la luna, ni ninguna otra estrella, porque estas cosas están controladas por un gran sistema y están hechas por alguien distinto. Es diferente de todas estas cosas porque es el Hacedor y conservador de todas ellas. El hacedor de algo debe ser diferente y mayor que la cosa que hace. Conocemos también que nada viene a la vida por sí mismo y que el mundo maravilloso no se creó así ni surgió por accidente. Los continuos cambios que se producen en el mundo demuestran que está fabricado, y todo cuanto está fabricado debe tener un fabricante cualquiera que sea.
El Hacedor y el Mantenedor del mundo, el Creador y el Proveedor del hombre, la Fuerza activa y el poder eficaz de la naturaleza son todos uno y el mismo a quien se conoce como Allah o Dios. Este es el secreto de todos los secretos y el Más supremo de todos los seres. El Sagrado Corán, la auténtica Escritura de Dios, dice: [2] 
Dios fue quien os creó la noche, para que reposárais en ella, y el día luminoso, para vuestros quehaceres. Ciertamente, Dios es graciable para con el hombre, pero la mayoría de los humanos no lo agradece. Tal es Dios, vuestro Señor, creador de todo. ¡No hay más dios que El! ¿Cómo, pues, os desviáis?. Así se desvían quienes niegan las alegas de Dios. Dios fue quien os creó la tierra como cuna y el cielo como techo y os configuró y proporcionó vuestras estampas y os agració con todo lo bueno. Tal es Dios, vuestro Señor. ¡Bendito sea Dios, Señor del universo!. ¡El es viviente! ¡No hay más Dios que El!! ¡Invocadle, pues, con sincera devoción! ¡Alabado sea Dios, creador del universo!. (Corán, 40:61-65)
El Supremo Maestro de todo el mundo y el Creador de todo es Allah (Dios). Es tan grande y distinto de los demás seres que el hombre sólo puede conocerle a través de la reflexión y la meditación. El existe en todos los tiempos y Su gran poder está en acción en todos los lugares del universo. El hombre ha de creer en su existencia porque todo cuanto hay en el mundo confirma que El existe. Sólo la creencia en Dios y en Su Gran Poder pueden dar a la humanidad la mejor explicación posible de muchos hechos misteriosos de la vida. Es el mejor camino para llegar al verdadero conocimiento y el perfeccionamiento espiritual, el sendero recto al buen comportamiento y a la moral firme, la guía más segura a la felicidad y la prosperidad.
Una vez que el hombre cree... Dios existe ha de conocer Sus atributos y nombres. En términos generales, toda perfección y bondad absoluta pertenecen a El y no cabe aplicarle detecto o error alguno. En términos específicos, hemos de saber y creer lo siguiente:
1. Di: "¡Dios es único; Dios es eterno; Jamás engendro ni fue engendrado; y es incomparable!". A El suplican eternamente todos y no tiene principio ni fin y nada es igual a El (Corán, 1 12:14).
2. El es graciabilísimo, misericordioso, celador, compulsor, poderoso, supremo, creador, formador. El Primero y el Ultimo, el omnisapiente, Dios está enterado de cuanto hacéis, es el sabedor. Todo cuanto existe en los cielos y en la tierra le glorifica porque es poderoso, prudente (Corán, por ejemplo, 57:1-6; 59:22-24).
3. Dios es indulgentísimo, misericordiosísimo. No existe ser viviente sobre la tierra cuyo sostén no dependa de Dios. Dios es, de sumo, opulento y loable. Quien teme a Dios, El le destinará una salvación y le agraciará desde donde menos lo piense (Corán, por ejemplo, 3:31; 11:6; 35:15; 65:2-3).
Cada uno de estos nombres y atributos de Dios se menciona en diversos lugares en el Corán. Todos gozamos de los cuidados y la misericordia de Dios, que es tan amante y bondadoso con Su creación. Si pretendéis contar las mercedes de Dios, jamás podréis enumerarlas (Corán, 14:32-34; 16:10-18).
Dios es altivo y supremo, pero está muy cerca de las gentes piadosas; El responde a sus plegarias y les ayuda. Ama a las personas que Le aman y perdona sus pecados. Les da paz y felicidad, saber y éxito, vida y protección. Acoge a todos cuantos desean estar en paz con El y nunca rechaza a ninguno. Enseña al hombre a ser bueno, a hacer el bien y a apartarse del mal. Porque El es tan bueno y amante, recomienda y acepta sólo las cosas buenas y justas. La puerta de Su misericordia está siempre abierta a quienes buscan sinceramente Su apoyo y protección (Corán, 2:186; 50:16).
El amor de Dios a Sus criaturas es inmenso y supera la imaginación humana. No podemos medir o contar sus favores. Nos crea y tiene buen cuidado de nosotros no sólo desde el momento de nuestro nacimiento, sino mucho antes de El. Nos hace en la mejor creación posible y nos da todos los sentidos y facultades que necesitamos para nuestro crecimiento. Nos ayuda cuando no podemos ayudarnos a nosotros mismos y nos proporciona sustento a nosotros y a nuestros dependientes. Crea en el hombre la mente para entender, el alma y la conciencia para ser buenos y justos, los sentimientos y los criterios para ser bondadosos y humanos.
Por su misericordia ganamos el auténtico saber y vemos la luz real. Porque El es misericordioso nos crea en la forma más hermosa y nos da el sol y la luna, la tierra y el mar, nuestro planeta y los cielos, las plantas y los animales. El es el creador de todas estas cosas y de muchas otras para nuestro beneficio y uso. El hace las cosas que nos son útiles en esta vida y da al hombre dignidad e inteligencia, honor y respeto, porque el hombre es la mejor de todas las cosas y es el virrey de Dios en la tierra. La misericordia de Dios nos proporciona esperanza y paz, valor y confianza. Nos permite remediar nuestras aflicciones y pesares, vencer nuestras dificultades y conseguir el éxito y la felicidad. En verdad, la misericordia de Dios alivia a los afligidos, conforta a los dolientes, consuela al enfermo, fortalece al desesperado y asiste al necesitado. En pocas palabras, la misericordia de Dios actúa en todos los lugares, en todos los momentos y en cada aspecto de nuestras vidas. Algunas personas pueden dejar de reconocerlo sólo porque lo dan por seguro. Pero es real y podemos sentirlo con nuestros corazones y apreciarlo con nuestras mentes.
El Dios amante y misericordioso nunca nos olvida, ni nos abandona, ni desoye nuestras sinceras llamadas a El. Por su misericordia y amor nos ha enseñado el camino recto y nos ha enviado mensajeros y maestros, libros y revelaciones -todo ello concebido para nuestra ayuda y guía-. El último Mensajero de Dios es Muhammad y el libro más auténtico que existe es el Corán. Conocemos al Dios compasivo en las tradiciones de Muhammad y en las enseñanzas del Corán. Si una persona comete un pecado o realiza algo malo, está violando la ley de Dios, cometiendo una grave ofensa a Dios y abusando de su propia dignidad y existencia. Pero si es sincero y desea arrepentirse, se lamenta de sus malas obras y desea volver a Dios, busca fielmente el perdón de Dios y se acerca honradamente a El, Dios le aceptará y le perdonará de verdad. Incluso quienes rechazan a Dios o a Su unicidad están seguros del perdón si comprenden su actitud errónea y deciden regresar a Dios. El Corán dice a este respecto:
Por cierto que Dios jamás perdonará que se le asocie con divinidad alguna, pero fuera de ello perdona a quien le place, porque quien asocia algo a Dios comete un pecado mortal. Por cierto que Dios jamás perdonará que le atribuyan copartícipes, aunque perdona los pecados veniales, a quien le place; porque quien atribuya algo a Dios, se habrá desviado profundamente. (Corán, 4:48, 116).
Diles: "¡Oh, siervos míos, quienes hayan ido lejos en sus pecados! No desesperéis de la misericordia de Dios; ciertamente, Dios perdonará todos los pecados; porque es indulgentísimo, misericordiosísimo. Y convertíos a vuestro Señor y consagraos a El antes de que os azote el castigo, porque entonces no seréis socorridos. Y observad lo mejor de lo que de vuestro Señor os fue revelado, antes de que os azote el castigo, súbitamente, sin que lo advirtáis". (Corán, 39:53-55).
A cambio de todos estos grandes favores y bondades Dios no necesita nada de nosotros, porque El es el que no precisa nada y es independiente. No nos pide pago, pues no podemos recompensarle ni valorar Sus inconmensurables favores y mercedes. Lo que nos manda hacer, sin embargo, es sólo el bien, ser agradecidos y considerados, seguir Sus recomendaciones y hacer cumplir Su ley, ser la adecuada manifestación de Su bondad y excelentes atributos, ser Sus agentes honrados y verdaderos representantes en la tierra. No desea que nos esclavicemos, porque El es el único que nos concede dignidad y honor. El no desea subyugarnos, porque El es el único que nos libera del temor y las supersticiones. El no pretende humillarnos, porque es el único que nos crea y exalta nuestro rango, por encima de todos los demás seres. Por ello, cuantas reglas y prescripciones nos marca han sido concebidas para nuestro propio provecho y beneficio. Tiene intención de ayudarnos a gozar nuestras vidas en paz y bondad, en hermandad y cooperación. Están destinadas para hacernos alcanzar Su muy grata compañía y adoptar la vía más segura a la felicidad eterna.
Existen varias maneras de conocer a Dios y hay muchas cosas que decir sobre El. Las maravillas y los impresionantes prodigios del mundo son como libros abiertos en los que podemos leer acerca de Dios. Además, el propio Dios viene en nuestra ayuda a través de los muchos mensajeros y revelaciones que ha enviado al hombre. Estos mensajeros y revelaciones nos dicen todo cuanto precisamos saber sobre Dios. Así, al reflexionar acerca de la naturaleza, al escuchar las palabras de los mensajeros, y al leer las divinas revelaciones podemos obtener el conocimiento más convincente de Dios y encontrar el camino recto hacia El.
Para terminar esta parte de la discusión, podemos ofrecer los versículos representativos del Corán que siguen: Dios es testigo de que no hay más dios que El, justiciero: los ángeles y los sapientísimos lo confirman: "¡No hay mas dios que El, poderoso, prudente!" (Corán, 3:18). Dios es el creador de todo y el valedor de todo. Suyas son las claves de los cielos y de la tierra; en cuanto a quienes niegan las leyes de Dios, serán los desventurados (39:63). Dios origina la creación, luego la reproduce; después, a El seréis retornados (30:11). Y suyos son quienes están en los cielos y en la tierra; todos le acatan. Y El es quien origina la creación, luego la reproduce; porque ello le es facilísimo. Suyo es el atributo inigualable en los cielos y la tierra; porque es poderoso, prudente (30:26-27).

[1] La cuestión de la existencia de Dios ha preocupado a los grandes cerebros durante muchos siglos. Quienes creen en Dios parecen estar de acuerdo en que la inteligencia humana, limitada y finita, no puede demostrar la existencia del Dios infinito e ilimitado. Sólo puede ilustrar o demostrar su existencia a satisfacción de la mente humana curiosa. Quienes niegan a Dios a menudo se basan en la ciencia, la filosofía o en teorías especiales de conocimiento. Sus argumentos resultan, las más de las veces inaplicables, en otras ocasiones irrelevantes, siempre complejos, a menudo abstrisos, hasta incomprensibles. No obstante, la mente libre y desarrollada siempre encontrará su camino hacia Dios. El hecho de no encontrar el camino no significa que no exista. El rechazo de la realidad no la hace irreal. Véase por ejemplo, una visión comparativa interesante en Jacques Maritain, Approaches to God (aproximaciones a Dios) (Nueva York: The Macmillan Company, 1954) Muhammad Zafrulla Khan, Islam. Its Meaning For Modern Man (El Islam: su significación para el hombre moderno) Nueva York: Harper & Row, 1962); John Hick, ed., The Existente of God (La existencia de Dios) (Nueva York: The Macmillar Company, 1964).
[2] Las buenas obras literarias no pueden traducirse plenamente en ningún otro idioma. Más aún ocurre en el caso del Corán, el Libro que desafió (y sigue haciéndolo) a los maestros nativos de la lengua y la literatura árabes y que demostraron su incapacidad para producir algo siquiera remotamente similar al capítulo más corto de la Escritura. Es imposible, por tanto, reproducir el significado, la belleza y la fascinación del Corán en ninguna otra forma. Lo que aparece aquí no es el propio Corán ni su traducción perfecta, caso de que ello fuera posible. Es, más bien, una interpretación humana en una lengua diferente que queda muy lejos de la fuerza de la Escritura Original de Dios. Por estos motivos, no se ponen comillas, dándose una forma estricta a lo que presentamos como traducción.

La Mujer Musulmana


1) En el Islam, la mujer es considerada como una hermana del hombre y representa a la mitad de la sociedad.
2) Ha sido creada por Dios de igual modo que el hombre.
3) Por ello se la invita a hacerse musulmana.
4) Y se la invita a creer en Dios, amarle y obedecerle.
5) Asimismo, a creer en la palabra del profeta Muhammad (la paz de Dios sea con él).
6) Se le pide cumplir con el Salat, Siyam, Zakat y Hay.
7) Se le pide practicar el Islam igual que al hombre.
8) Debe educar a sus hijos sobre las bases del Islam y sus principios morales. Debe, a su vez, protegerlos.
9) En presencia de extraños, ha de cumplir con las normas islámicas y no mostrar nada de su cuerpo, excepto rostro y manos.
10) Durante su ciclo menstrual o puerperio se abstiene de orar, ayunar, recitar el Corán y de acudir a las mezquitas.
11) Finalizado este periodo orgánico, debe realizar el Ghusl (baño completo) y compensar el ayuno, aunque no las oraciones.
12) Está exenta de asistir a Salat al-Yumu'a (oración congregacional del viernes).
13) No se la permite casarse con un hombre que no sea musulmán si éste no anuncia su deseo de abrazar fielmente el Islam.

¿Cómo Proteger tu Islam?

1) Hacerte musulmán significa que has dado un gran paso hacia la perfección.
2) Es como poseer un valioso tesoro.
3) Y el poseedor de un tesoro se granjea muchos enemigos que se afanan por quitárselo.
4) Tú tienes el tesoro del Islam.
5) Algunos tratarán de alejarte de tu Din, de tu compromiso con Dios.
6) Esas gentes no son amigos tuyos.
7) También pueden tratar de persuadirte con riquezas materiales para que reniegues de tu religión.
8) Puede que traten de acusar al Islam de cosas falaces o de confundirte con conceptos erróneos.
9) Pero debes saber que Dios ha dicho en el Corán: «Si te proponen alguna parábola, Nosotros te aportamos la verdad y la mejor explicación.»(El Corán 25:33.)
10) Por eso, consulta a los eruditos musulmanes acerca de lo que Dios ha revelado en el Corán, a fin de desvelar cualquier sombra de duda.
11) En cuanto a los demonios «Yinn», ellos susurrarán en tu corazón: «¿Desertarías de la fe de tus padres y antepasados y seguirías una diferente?»
12) «¿Seguirías una religión que te exige oraciones, ayuno, dar a otros lo tuyo y que te priva de algunos placeres de la vida?»
13) En efecto, la mayor parte de la gente crece siguiendo y venerando, tradicionalmente, las religiones y creencias de sus padres.
14) Pero el problema consiste en desentrañar la verdadera de las falsas.
15) Con toda seguridad, el Islam es la única religión libre y pura, desprovista de todo tipo de supersticiones, politeísmo y paganismo. Es el monoteísmo puro y genuino.
Cuando sientas los susurros de los demonios, recita:
«Oh Señor mío! ¡En Ti me amparo contra las tentaciones de los demonios! Y en Ti me refugio para que no me acechen.» (El Corán 23:97-98.)
 
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