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lunes, 27 de enero de 2014

Mártires Musulmanes (Ellos sonríen a Allah y a los ángeles)



EL MARTIRIO EN EL ISLAM

Los hombres y mujeres bomba en Palestina han puesto de actualidad el tema del martirio en el Islam, y es necesario hacer algunas precisiones. Hace poco, en un programa de televisión, se dijo que no había que llamar mártires a los ‘suicidas’ palestinos, porque ‘mártir’ es el que muere dando fe de un ideal, no el que mata. Los palestinos que se auto inmolan son, simplemente, ‘terroristas’. En este camuflaje de la realidad, el soldado -el mercenario- israelí que mata y se salva es mejor que el palestino que mata y muere. Pertenecer a un ejército convencional o estar a sueldo de alguien te libera de acusaciones de terrorismo. Y, además, Sharon, no lo olvidemos, es un hombre de paz, como ha declarado el Presidente de EE.UU. Los asesinos ‘pacifistas’ están al margen del fanatismo, la desesperación y la locura.

El inocente mártir cristiano que se ofrece al tormento antes que renunciar a su fe es modelo de masoquismo sagrado. En el Islam no cabe esa postura. En el Islam la tontería no es noble ni se santifica. Se prefiere que un musulmán oculte y niegue su condición antes de prestarse al sadismo de nadie. La Shahâda (el ‘martirio’) es otra cosa. Es luchar hasta el extremo de morir por una causa justa. Es valor y arrojo, que no son negación de la vida sino afirmación de la dignidad. La Shahâda, el ‘martirio’, sólo es posible, en el Islam, en un campo de batalla.

El shahîd, el ‘mártir’ musulmán, es modelo de dignidad. El shahîd renuncia a su vida porque realmente vive en Allah, y Allah es la Verdad. Su causa es la Verdad, y en ella se defiende, protege su casa, lucha por los suyos, combate por su tierra, hace cara a los tiranos y se presenta sin miedo ante los farsantes. El shahîd nunca es un fanático, es alguien de verdad. No es un loco, es alguien de una salud absoluta. El shahîd no es alguien que lucha por una ‘ideología extremista’ sino que es alguien por cuyas entrañas fluye la sangre de los hombres verdaderos. No es un desesperado, sino que es musulmán.

El shahîd no es un mártir cristiano, es un guerrero, un muÿâhid, pertenece a Allah, a ese fondo de la existencia al que no tienen acceso los pusilánimes. El palestino que se envuelve en bombas para llevarse por delante a los agresores es alguien que ha renunciado de verdad a la mentira, al engaño, al crimen.

Hemos señalado que ‘martirio’ se dice en árabe Shahâda, que es también el nombre del primer pilar del Islam que consiste en decir que ‘no hay más verdad que Allah’. El que pronuncia esa frase entra en el Islam. La puerta de entrada es la puerta de salida. Con la Shahâda, en el sentido profundo de renuncia real a los ídolos del común de los hombres, el musulmán sale de la vida miserable de los indignos para entrar en el Jardín de lo eterno. El shahîd ha dado testimonio de su sinceridad en el Islam, su primera Shahâda ha sido corroborada por la segunda, su inicio en el Islam ha sido confirmado por el sello que ha puesto a su existencia formal. Por ello, sobre el shahîd no hay dudas: está con Allah, en la exuberancia del Creador de la vida.

El shahîd es alguien inquietante. Y lo es porque su Islam, su rendición a su Señor, no ha sido una simple declaración sino un acto supremo con el que ha liberado al mundo de tiranos y embustes. El Corán dice: “No digáis de los que han caído sobre la Senda de Allah que están muertos: están vivos...”. Están vivos porque aceptar la humillación y la derrota no es vida. Vive el que ha confiado en Allah, ha confiado en la eternidad, y no ha tenido reparos en sacrificar su vida humillada y derrotada en aras de lograr una gran victoria.

El shahîd siempre es vencedor. Ha ganado en el momento en que no ha dudado de lo Cierto. Su Islam, su Verdad, no era una religión en la que consolarse sino un desafío tremendo dirigido a lo más hondo de su ser y al que ha sabido responder dando su vida para triunfar en la Verdad que sostiene los cielos y la tierra.

El shadîd no tiene límites. Los miedos, los fantasmas, las quimeras, nos impiden la resolución que hay que tener para poder llegar a ser un shahîd. El shahîd, el que ha decidido luchar sin reparos, antes ha tenido un momento de lucidez radical en el que han caído los dioses que paralizan al Hombre. En el shahîd ha emergido el Califa, el ser soberano, para el que la vida y la muerte no son condiciones ni fronteras.

Un alto oficial de policía me escribió para saber acerca de la base coránica en la creencia de que aquellos que se convierten en mártires irán al paraíso y serán recompensados con 70 huríes (hur). Esto se convierte en un incentivo para que los terroristas mueran por la "causa del Islam". Desafortunadamente es frecuente entre los musulmanes creer que los huríes son de género femenino e incluso algunos hombres se jactan de que Allah ha prometido huríes a los hombres y a las mujeres nada.
Esta creencia no tiene fundamento en el texto coránico. No es más que una creencia popular y está siendo utilizada por intereses creados. Es por lo tanto necesario explorar qué es lo que el Corán tiene que decir. En primer lugar debemos entender qué es shahadat (martirio) en el Corán. Por supuesto el significado literal de shahadat es ser testigo, reconocer, dar testimonio, estar presente, y también martirio.
La cuestión es por qué shahadat se usa como “martirio” mientras literalmente significa ser testigo o estar presente. Se da testimonio de algo que se ha presenciado, y ese testimonio no es solamente es en sentido físico: en ver con los propios ojos, sino también psicológico y espiritual: tener una visión, una visión de futuro, y es por esta visión que uno establece su propia vida.

Así, se es testigo de aquello por lo que se muere, es en este sentido que shahadat se convierte en martirio, y es en este sentido en el que el Corán dice que un mártir nunca muere y vive para siempre. De esta manera, el martirio en el Corán es un acto muy noble de sacrificio de la propia vida, y coloca al mártir junto a los siddiquin wa al-salihin, los defensores de la verdad y hacedores de buenas obras. No es un acto de matar, sino más bien de dejarse matar por defender la verdad.
De esta manera, el martirio en el Corán es darse cuenta y ser testigo de aquello que se quiere lograr en este mundo y no dudar en dar la propia vida por ese propósito. El Corán divide el conocimiento de algo en dos categorías, a saber, el Conocimiento de la Certeza (‘ilm al-yaqin) y el Ojo de la Certeza (‘ayn al-yaqin), es decir, ser testigo de algo con los propios ojos y no sólo por el conocimiento de algo, y el mártir está en la segunda categoría ya que es testigo con sus propios ojos y por lo tanto un shahid.
Este acto de shahadah nunca implicará matar sino sacrificarse, y en caso de que se matara a alguien sería en defensa propia, ni se cuestiona el asesinato indiscriminado como suelen hacer lo terroristas. El terrorismo es una matanza para destruir, mientras que shahadat es un acto de dar la vida para construir un orden veraz y justo, y muchos de los compañeros del Profeta dieron sus vidas para lograr ese orden veraz y justo.
Vayamos ahora a la cuestión de los hur que, de acuerdo a la creencia popular, han sido prometidos a los mártires en el Corán, que se sepa en el jannah, es decir, paraíso (jannah literalmente significa una tierra cubierta y escondida con árboles y de verdor intenso) para todos los que son salih (aquellos que traen bienestar a los demás) y los hacedores de buenas obras (‘amal saih).
El verso relevante sobre huríes es como sigue: “Jóvenes inmortales esperarán con copas, y jarras y tazas llenas de agua de manantiales sin corromper, que no nublará sus mentes y no los embriagará; y con fruta de cualquier clase que puedan desear. Y (con ellos estarán sus) compañeros puros (hur al-‘in) hermosísimos con ojos como perlas (aún) escondidas en sus conchas. Y esto será la recompensa por lo que hicieron (en vida) (y no sólo para los mártires). No oirán allí conversaciones vacías, ni ninguna llamada al pecado sino sólo noticias de firmeza interior y paz (56:22-26).
Esta es la descripción de jannah más sublime que lograrán todos los que hagan el bien, y hur no son como suele creerse de género femenino, sino que incluye ambos géneros. Su significado literal es blancura intensa de los globos oculares y negro brillante del iris (Qamus). Hawar indica simplemente blancura o pureza moral y fue en este sentido que los compañeros de Cristo eran nombrados como hawwariyun, es decir, los moralmente puros.
En todo este discurso sobre hur no hay referencia al sexo o la lujuria, sino a la riqueza del alma y la pureza moral. De hecho, hur es el plural tanto de ahwar (masculino) como de hawra’ (femenino). Así, hur en el Corán significaría hombres y mujeres moralmente puros que serán compañeros de aquellos que entren en el paraíso. Y el Corán también dice que no habrá conversaciones vacías (laghw) y se oirá sólo paz y paz (salaman salaman) es decir paz eterna para el alma.
Así tenemos que hur ni son mujeres ni son 70 en número. Esta sublime descripción dejannat (paraíso) es de naturaleza espiritual y aquellos que resisten todas las tentaciones y no hacen otra cosa que el bien y son veraces y justos conseguirán tal orden de paz eterna en este y en el otro mundo.
El original en inglés en la página Mynews
Traducción: Patricia Fernández

4 comentarios :

  1. aaa que lindos espero que la paz sea con ellos

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  2. Islam es extremismo, el coran manda matar a todos los infieles (versículos de la espada)

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  3. Con el islam siempre hay guerras y muertes. Impuesto a los infieles por vivir. Musulmanes no trabajan, viven de los otros y los atacan con su propio dinero. Obsesionados por controlar la vida, creencias, ideas del resto de la gente pacífica. Creen en esclavitud exterminio y el odio

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  4. El mundo estaría mejor sin el Islam. La paz que predica esta religión solo es viable imponiendo sus creencias, acabando con la libertad de las personas y utilizando la violencia para conseguirlo. En resumen, es una maldición para la Humanidad. Para vivir en el Islam, hace falta un nivel elevado de fanatismo y adoctrinamiento, lo que impide ver la realidad del mundo, como en cualquier secta destructiva. Allá donde haya musulmanes, habrá siempre violencia. Contra otros o contra ellos mismos.

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