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miércoles, 29 de enero de 2014

Los Apostóles


Lo primero que dilucida el Corán es que los ángeles, genios y apóstoles son creaciones de Dios, que todos son sus siervos, que fueron creados por El, que tiene plena potestad sobre ellos y que ellos no pueden lograr para sí (y menos para otros) beneficio o perjuicio si no es con su anuencia.
Todos los apóstoles son humanos; nacen como los humanos y mueren igual que ellos, del mismo modo que enferman y sanan; no se diferencian de ellos en la constitución de su cuerpo, la configuración de sus órganos, el circular de su sangre o el latir de su corazón; comen y beben tal como lo hacen los humanos.
No tienen divinidad alguna pues ésta es únicamente de Dios, si bien son humanos a los que se revela, cosa de la que se asombraron las primeras naciones a las que llegó la revelación. Pero, Dios, altísimo y majestuoso sea, les dijo, replicándoles y aclarando que no hay lugar para su asombro:
« " y se asombrarán, acaso, de que hayamos revelado a un hombre de ellos: Amonesta a los humanos y albricia a los que creyeron ..."».  
Se asombraron de que el Apóstol fuera un humano y esto les privó de la fe.
Palabra de Dios:
«" Dijeron: "¿ Acaso Dios habría enviado por Apóstol a un humano ?"»
Dios les replicó que el Apóstol es de la misma especie que a quienes les ha sido enviado, y por eso a los humanos se les ha enviado un humano como Apóstol.
Palabra de Dios:
«"Si los ángeles anduvieran tranquilos por la tierra, les habríamos enviado, desde el cielo, un ángel por Apóstol"». 
Y discutieron a sus Apóstoles.
Palabra de Dios:
«"Dijeron: Vosotros no sois sino unos humanos como nosotros. Sus apóstoles les dijeron: "En verdad no somos más que humanos como vosotros "».
Como dijisteis:
Palabra de Dios:
«"Pero, Dios agracia a quien quiere de sus siervos"».
Dios les agració revelándole la legislación divina y les mandó anunciarla.
Palabra de Dios:
« "Y dicen: ¿Qué clase de apóstol es éste, que come los mismos manjares y anda par los zocos como nosotros? ¿Por qué no le fue enviado un ángel para que sea con él amonestador?"»  
Dios les replicó dirigiendo la palabra a su Apóstol Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él:
Palabra de Dios:
«"Antes que a ti, jamás enviamos apóstoles que no comieran los manjares y frecuentaran los zocos "».  
Y además les dijo replicándoles:
Palabra de Dios:
«" Dijeron: ¿Por qué no le fue enviado un ángel? Si les hubiéramos enviado un ángel ya habría concluido todo: y no habrían sido tolerados.
Si hubiéramos enviado un ángel le habríamos enviado en figura de hombre y les hubiéramos hecho confundir lo que ya era confi e so para ellos"».
LA VERDAD DEL APÓSTOL
El Apóstol fue un humano distinguido con la revelación.
Dios dijo a Muhammad:
«"Di ; Soy tan solo un humano como vosotros, a quien ha sido revelado"».
Se confirma que es humano, al utilizar la expresión: "tan solo" que indica reducción y limitación y por su renuncia a cuanto no denote su humanidad. Esto lo confirmó otra vez al decir: "igual que vosotros". Era igual que nosotros en su constitución física y su naturaleza de carácter. Pero nosotros no somos igual a él en cuanto a su moral, virtudes y grandeza. Si no fuera Muhammad el sello de los profetas seria -indiscutiblemente - el más grande de los grandes y e más heroico de los héroes.
Entonces, ¿si es humano como nosotros, le es aplicable lo que a nosotros? ¿Se equivoca como nosotros?
La respuesta es:
1.- La equivocación, o es en lo tocante al anuncio de Dios y en la proclamación de la legislación, lo cual es imposible que suceda a ningún Apóstol. Así el Apóstol cuando anuncia de Dios o proclama su legislación:
Palabra de Dios:
«"No habla por capricho. Ello no es sino inspiración que le fue revelada"».
Dios dice:
«"¡Oh humanos! ¿Ya os llegó el Apóstol con la verdad de vuestro Señor !"».
Por tanto, es imposible que el Profeta incurra , en el desempeño de su mensaje, en una desobediencia o haga algo que lesione la justicia, perturbe la caballerosidad o renuncie a la perfección, ya que Dios le puso como ejemplo y ordenó a los musulmanes guiarse por él y seguirle en sus actos.
Palabra de Dios:
«"Realmente tenéis, en el Apóstol de Dios, el mejor ejemplo"».
Este ejemplo es invariable para todos los apóstoles.
Palabra de Dios:
«"En ellos tenéis el mejor ejemplo"».
Esto requiere, ser inmune a cometer pecados o hacer imperfecciones.
2.- O que la equivocación sea en un asunto legislativo, en la elaboración de un dictamen que el Apóstol haya propuesto, sin haberle descendido del tema nada de su Señor. Este tipo de equivocación es posible que le suceda a los apóstoles, pero Dios no les deja persistir en ella, antes bien les aclara la cara de la verdad en el asunto, tal como ocurrió con el Apóstol en el suceso del ciego o en el evento de los prisioneros de Bader, cuando elaboró un dictamen y Dios le aclaró que no había acertado.
Yo reparé en la actitud del Apóstol, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, cuando le llegó el ciego y me dije a mí mismo: Si Dios no hubiera revelado estas aleyas en el Sura Abasa WatawaIa y expuesto su postura a los sensatos del mundo, sus dirigentes y sabios, ¿acaso habría uno entre ellos que dijera que la actitud del Apóstol de Dios, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, es criticable? ¿O confirmarían todos que su actuación fue plenamente correcta?
Estaba el Profeta intimando con los jerarcas del pueblo procurando ganarles para la victoria de su mensaje y vino uno de sus seguidores a preguntarle sobre una cuestión que no era urgente ni su demora producía perjuicios; además podía preguntarle sobre ello en cualquier otro momento. Entonces él aplazó su respuesta para concluir lo que estaba tratando.
¿Acaso alguien haría otra cosa? ¿Acaso hay alguien en el mundo que diga que esta actitud del Apóstol no es correcta?
Esto es correcto según el parámetro de la lógica humana. Pero, cuando descendió la revelación con otro parámetro, proclamó que la balanza de Dios es más justa que la de los humanos y que el juicio de aquel que creó la mente es más correcto que el de la mente. Este es el juicio correcto por excelencia, siendo el de la mente el torcido y desviado.
Igual que esto dijo de su actitud, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, el día de los prisioneros de Bader; es decir, que lo que hizo, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, fue una equivocación con respecto al juicio de Dios. Pero, si no hubiera descendido la revelación para sacarle del error, sería, lo que hizo, para el más razonable de los humanos, correcto. No hay por tanto una equivocación (en el sentido conocido) en lo que hizo Muhammad si le consideramos únicamente como un grande de los humanos. Ahí está la prueba de que la revelación del del cielo está por encima del juicio de la tierra.
3.- La equivocación puede ser en algún asunto administrativo o militar. También esto es posible que ocurra, pues el Apóstol es humano y piensa sobre estos asuntos como lo hacen los humanos. Sobre estas cuestiones sus compañeros le preguntaban si su determinación obedecía a una orden de Dios y había sido revelada o era una decisión suya. Si les decía que no mediaba orden de Dios, sino que era una decisión personal, le exponían sus opiniones y el Profeta las admitía o las desestimaba.
Así aconteció con la ubicación del campamento en la batalla de Bader.
Le dijeron:
"Oh Apóstol de Dios. ¿Es éste ell lugar que te reveló Dios y no podemos adelantarnos o atrasarnos o es un modo de ver y la estratagema?"
Cuando les dijo que era su parecer personal le expusieron otra consideración, la cual aceptó y se retractó de la suya Igual que esto ocurrió al excavar las trincheras o con motivo del armisticio con la tribu de Ghaffan en aquella batalla.
4.- En cuanto a los asuntos mundanales propiamente dichos, el Apóstol expresó su opinión personal. Podía equivocarse en los asuntos industriales, agrícolas o medicinales, los cuales no conocen normalmente más que los especialistas. Así por ejemplo, se equivocó en la cuestión de la polinización de las palmeras. Esto no es ningún defecto o imperfección, porque no se puede demandar al grande, aunque sea sabio -aun siendo el mayor sabio del mundo- que conozca cuanto saben los técnicos de las industrias, especialistas, agricultores, etc. de las profesiones.
La cuestión de la polinización de las palmeras es accesoria en la agricultura. Dio, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, una opinión incidencial, que ni se la impuso ni les encargó cumplirla. Tampoco les dijo que fuera de la religión o que Dios la hubiera revelado. Cuando se aclaró su error dijo:
"Vosotros sabéis más, en lo concerniente a vuestras profesiones".
EL APÓSTOL DESCONOCE EL MAS ALLÁ
El Corán dilucidó que el Apóstol no conoce el más allá. En el Corán, Dios ordenó al Apóstol declarar que desconoce el más allá.
Palabra de Dios:
«"Diles: "Yo no os digo que posea los tesoros de Dios ni que conozca el más allá; ni os digo que sea un ángel; no hago más que cumplir lo que se me revela. Diles: "Yo no puedo lograr para mi mas beneficio ni más perjuicio, que lo que es la voluntad de Dios. Y si conociera el más allá, habría atesorado bienes y el infortunio jamás me azotaría; pero, no soy más que un amonestador y albridador para los creyentes"».
Así se lo anunció a las gentes y les recitó estas aleyas, quedando para ser recitadas en las mezquitas y leídas en las oraciones.
LOS APOSTÓLES SON MUCHOS PERO EL ORIGEN DE LOS MENSAJES ES UNO
Dilucida Dios en el Corán que a cada una de las naciones le envió un Apóstol.
Palabra de Dios:
«"Porque no hubo pueblo alguno que no haya tenido su amonestador...Cada pueblo tuvo su Apóstol"»
Dios no los mencionó a todos en el Corán; sólo a algunos de ellos.
Palabra de Dios:
«"Y algunos apóstoles que te hemos mencionado y otros que no te hemos mencionado"».
Pero, todos fueron enviados para anunciar la unicidad de Dios, confirmar el día final y la subordinación a lo legislado por Dios; Así pues, los orígenes del Islam son los mismos que los de las anteriores religiones, por las que habían sido enviados aquellos apóstoles.
Palabra de Dios:
«"Os prescribió la misma religión que había recomendado a Noé, lo que te revelamos, lo que habíamos recomendado a Abraham, Moisés y Jesús: Observad la religión y no discrepéis acerca de ella"».
Envió cada apóstol a su pueblo, con el mensaje en su propia lengua, para que al hablarles le comprendieran.
Palabra de Dios:
«"Jamás enviamos Apóstol alguno sino con el habla de su pueblo para dilucidarles."».
Estos mensajes se sellaron con el mensaje de Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, y desde entonces fue extensible para todas las gentes. El fue el sello de los profetas; no habrá profeta alguno después de él, ni revelación que descienda después de haber sido interrumpida con su muerte. A través de ella ha sido la perfección de la religión y el cumplimiento de la gracia.
Palabra de Dios:
«"Hoy os he perfeccionado vuestra religión; os he agraciado generosamente y os he elegido el Islam por religión"».
UNA CUESTIÓN Y SU RESPUESTA
Alguien puede preguntar: ¿Por qué es el mensaje de Muhammad para todas las gentes y sin embargo el de los demás apóstoles sólo para su pueblo? ¿Por qué queda hasta el día del juicio final sin derogarse ni modificarse, cuando las legislaciones anteriores se abolieron y modificaron?
La respuesta : (Dios la sabe) es que la legislación del Islam nos llegó flexible, sirviendo para cada tiempo y lugar. Es así, porque la doctrina y los deberes religiosos en el Islam vinieron en textos decisivos y detalladamente, no admitiendo por tanto modificación o sustitución, pues la doctrina y los deberes religiosos no cambian con el paso del tiempo ni se modifican porque cambien las costumbres.
Para las coyunturas constitucionales, los trámites de la hacienda y las circunstancias administrativas, sobre los que influye el cambio de los tiempos y las diferencias de las costumbres, nos llegaron los textos que tratan estos asuntos, en líneas generales; son como los cimientos y los pilares en la construcción.
Nos dejó consignar para cada tiempo lo que se ajuste a él, a condición de mantener estos cimientos.
Ilustro esto con unos ejemplos que expondré resumidamente.
Entre ellos: El Islam hizo obligatorio que el gobernante sea elegido con la opinión de la nación y que reuna las cualidades que le permitan desempeñar los cargos del gobierno. Es obligatorio para él adoptar la constitución islámica, que es el Corán, y pedir consejo de las personas distinguidas y expertas.
Dejó para nosotros la manera de elegir y la forma de nombrar las personas con capacidad para decidir, cómo pedir asesoramiento, etc.
Nos obligó a juzgar entre la gente con justicia , pero nos dejó dibujar el camino que conduce a ella y la libertad para determinar el proceso de nombrar los jueces y las normas de procedimiento.
Dispuso para los contratos las líneas generales que aseguren la aptitud de los contratantes, su libertad y la correcta forma del contrato, que sea expresión de sus voluntades e indique la fecha de su vencimiento. Prohíbe algunos tipos de contratos que acarrean perjuicio público o embaucan a alguna de las partes.
Nos dejó a nosotros establecer para los contratos las disposiciones pormenorizadamente en todas sus formas. No vedó las acciones individuales ni las transacciones permitidas y lícitas, salvo que un Texto indique explícitamente su prohibición o caigan bajo un fundamento vedado.
Nos abrió la puerta (instauración) para que todo aquello que sea útil para la sociedad islámica y en la legislación no haya indicio que lo haga un deber o esté prohibido, si lo ordena el gobernante musulmán, se convierta en un deber religioso. Asi ocurre con las leyes fiscales, las de enjuiciamiento, el sistema administrativo, las normas de circulación, los códigos municipales y sus semejantes.
Asi pues, el Islam tiene la flexibilidad que lo hace adecuado para cada tiempo y lugar. Pero, algunos jurisconsultos postradicionalistas -por la estrechez de sus mentes- menguaron a la gente lo que había espaciado la legislación, hasta obligarles (como dijo Eben Alkaym en su libro "Los caminos prudentes") a procurar extenderse en aquello que desborda al Islam.
Y otro motivo es, que las naciones (en las épocas de los apóstoles anteriores) vivieron alejadas y distanciadas entre ellas, sin otra comunicación que las bestias y los camellos. Después del mensaje de Muhammad se conocieron las naciones, se acercó el lejano y se arrolló la tierra para el viajero. Así hasta que llegamos a un tiempo en el que se pronuncia un discurso en América y lo oye quien está en China antes que quien está sentado delante del orador.
Fue el mundo como si de un solo país se tratara y las naciones todas como una sola. Si los musulmanes hubieran realizado lo que debían esto es, predicar la llamada de su religión y anunciar el mensaje del Islam, éste abarcaría hoy toda la tierra
EL ISLAM NO HACE DISTINGOS ENTRE LOS APOSTÓLES
Hay entre los seguidores de los profetas (quien pretende acaparar a uno de ellos), quien descalifica a otro que no sea el suyo. El Islam en cambio, ha hecho un deber para el musulmán engrandecer a todos los profetas y apóstoles y, quien profiere improperios contra alguno de ellos o lo descalifica , se conduce por el camino opuesto al del Islam.
Palabra de Dios:
«"El Apóstol cree en lo que le fue revelado por su Señor, y todos los fieles creen en Dios, en sus ángeles, en sus Libros y en sus apóstoles. "Nosotros no hacemos distingos entre ninguno de sus Apóstoles " , y dicen: "¡Escuchamos y obedecemos! ¡ Solo anhelamos tu indulgencia, oh Señor nuestro, y a ti será el retorno!"». 
Así pues, el musulmán ama a Moisés, Jesús y otros, lo mismo que ama a Muhammad, y les respeta y reverencia como a éste.
El judío que entró al cristianismo, según lo trajo el Mesías, no perdió a Moisés, sino que ganó junto a él a Jesús; y el cristiano que entra hoy en el Islam no pierde a Jesús y Moisés, sino que gana con ambos a Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él y con todos los profetas y apóstoles.
LOS APOSTÓLES EN EL CORAN
El musulmán cree que el Corán es la Palabra de Dios que Gabriel reveló a Muhammad, anunciada por Muhammad tal como le había sido revelada por Gabriel; y que lo que hay entre las dos tapas del Libro es todo el Corán; el mismo que descendió Gabriel. Quien niega algo de él o duda en algo, se excluye del Islam.
En el Corán se mencionan veinticinco profetas. Sus nombres vienen reunidos en cinco aleyas, que son la Palabra de Dios:
«" Tal fue el argumento que proporcionamos a Abraham para persuadir a su pueblo, pues, nosotros elevamos las dignidades a quien nos place; porque tu Señor es prudente, sapientísimo.
Además le agraciamos con Isaac y Jacob, a quienes iluminamos como habíamos iluminado anteriormente a Noé y, de su descendencia, a David y Salomón; a Jacob y José; a Moisés y Aarón. Así recompensamos a los bienhechores. Y a Zacarías, Juan, Jesús y Elías, que todos ellos se contaban entre los virtuosos. Y a Ismael, Eliseo, Jonás y Lot. A cada uno de los cuales preferimos, sobre sus contemporáneos "».
Y la Palabra de Dios:
«" Y menciona en el libro a Idris por que fue un veracísimo Profeta a quien elevamos dignamente "».
Palabra de Dios:
«"Y a los adíes les enviamos a su hermano Hud... A los zamudíes a su hermano Salih... Luego hacia los medianíes, a su hermano Jetro... A Ismael, Idris y Ezequiel, que todos se encontraban entre los perseverantes"».
Mencionó a Adán, pero no declaró que fuera un apóstol, aunque las aleyas en las que se le menciona apuntan a esto.
Se mencionan veinticinco profetas, de alguno de los cuales como Idris y Ezequiel se limita a mencionar su nombre. De otros como Ismael, Isaac y Jonás, se relata un resumen de su historia. Entre ellos, los hay también que vino su historia detallada, como ocurre con Abraham, Moisés, José y Jesús. Todo cuanto viene en el Corán de su historia es la verdad y auténtico, y por tanto debe creerse.
Palabra de Dios:
«"De tales enviados preferimos unos sobre otros. Entre ellos se encuentran aquellos a quienes Dios habló y elevó a algunos en dignidad"».

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