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miércoles, 29 de enero de 2014

¿Quiénes son los Profetas legisladores (Ûlûlu l-‘Azm) y cuáles son sus Libros?


Pregunta :

¿Quiénes son los Profetas legisladores (Ûlûlu l-‘Azm) y cuáles son sus Libros? ¿Por qué fueron llamados Profetas legisladores, y por qué Zoroastro y David (a.s.) no son considerados Ûlûlu l-‘Azm?

Un breve :

El vocablo “Ûlûlu l-‘Azm” (Profetas legisladores) se encuentra en la aleya 35 de la Sura Al-Aĥqāf [46]. Aquí el vocablo ‘azm significa dictamen y sistema legislativo, y Ûlûl Al-‘Azm significa los Profetas que trajeron un sistema legislativo y una religión independiente y nueva. En las narraciones se mencionaron condiciones para los Profetas Ûlûlu l-‘Azm o legisladores:
1. Poseer una invitación Universal.
2. Poseer un sistema legislativo y una religión.
3. Poseer un Libro Divino.
En forma especial sólo cinco de los Profetas Divinos contaron con estas particularidades, es decir, tenían tanto una invitación general, como un sistema legislativo así como un Libro Divino. Estos cinco son los Profetas Noé (a.s.), Abraham (a.s.), Moisés (a.s.), Jesús (a.s.) y el Profeta del Islam, Muhammad (s.a.w.). En las narraciones los Libros del Profeta Noé y del Profeta Abraham han sido recordados como Escrituras, y la Tora es el Libro del Profeta Moisés, el Evangelio es el Libro del Profeta Jesús y el Corán es el Libro del Mensajero del Islam.

Respuestas detalladas :

El vocablo “Ûlûlu l-‘Azm” aparece en el Corán una vez. Dios dice: «Así pues, se paciente, de la misma manera que fueron pacientes los Mensajeros (Ûlûlu l-‘Azm) poseedores de una fuerte determinación».[1]

‘Azm significa decisión fija y estable. Râgib en su obre Mufradât dijo: “’Azm significa decidir la realización de un acto”.[2]

En el Diccionario Lisân Al-‘Arab aparece: “Los Profetas Ûlûlu l-‘Azm son aquellos que decidieron realizar la orden de Dios que prometieron realizar”.[3] En el Generoso Corán, ‘Azm en ocasiones fue utilizado como paciencia[4] y en otras como cumplir lo pactado.[5]

En las obras de exegesis dice que, tomando en cuenta que los Profetas que poseían un nuevo sistema legislativo y una nueva religión enfrentaban más dificultadles y problemas, y para enfrentarlas necesitaban de resoluciones y decisiones más firmes, este grupo de Profetas fue llamado Ûlûlu l-‘Azm. Si algunos explicaron el vocablo ‘azm como dictamen y sistema legislativo[6], es por este mismo motivo, de lo contrario ‘azm en la lingüística no significa sistema legislativo.[7]

El que el Profeta sea Ûlûlu l-‘Azm muestra que ese Profeta es dueño de un sistema legislativo. Es decir, ese Profeta posee una religión especial que los demás Profetas de su tiempo o posteriores a él debían propagar[8] hasta el momento en que surgiese un nuevo Profeta con una nueva religión y un nuevo sistema legislativo.

Dios en el Generoso Corán tanto indica la legislación de la religión y su comunicación a través de los Profetas, así como menciona el nombre de cuatro Profetas –excepto el Profeta del Islam quien trajo la última religión Divina y en esta aleya se habla con él– que tienen una religión y un sistema legislativo especial: «Él ha establecido para vosotros los mandatos de la fe que ya había encomendado a Noé y que también Nosotros te hemos revelado a ti, y lo que habíamos encomendado a Abraham, Moisés y Jesús: “Estableced la creencia y no os dividáis por causa de ella”».[9]

Los Profetas Ûlûlu l-‘Azm en las narraciones:

Aunque algunos de los exegetas –generalmente no shi’ítas– en los primeros siglos del Islam, consideraron a los Profetas Ûlûlu l-‘Azm como aquellos que estaban comisionados para realizar la lucha santa, o para mostrar sus revelaciones, y como ejemplo nombraron también a Noé (a.s.), Abraham (a.s.), Isaq (a.s.), Jacob (a.s), José (a.s.), Job (a.s.) o Abraham (a.s.), Noé (a.s.), Heler (a.s.) y Muhammad (s.a.w.)[10], pero las narraciones de los Inmaculados Imâmes (a.s.) directamente dicen tanto la causa del nombramiento de Ûlûlu l-‘Azm así como mencionan los atributos de Ûlûlu l-‘Azm, y especifican la denotación del concepto.

Los atributos de Ûlûlu l-‘Azm en las narraciones fueron mencionados de la siguiente manera:

1. Poseedores de la invitación general y universal para los humanos y los genios.[11]
2. Poseedores de un sistema legislativo y una religión independiente y nueva. [12]
3. Poseedores de un Libro Celestial. [13]

En estos tres casos se indicaron tres especialidades evidentes de estos Profetas, es decir la invitación universal, la religión y el Libro Divino. En una narración del Imâm As-Sâdiq (a.s.) la segunda y tercera condición se encuentran juntas, que es suficiente para responder la segunda parte de la pregunta (¿por qué algunos Profetas no son considerados Ûlûlu l-‘Azm a pesar de tener un Libro?).

El Imâm Ridâ (a.s.) en respuesta a alguien que le preguntó ¿cómo fue que estos Profetas se volvieron Ûlûlu l-‘Azm?, dijo: “Puesto que fueron enviados (Noé, Abraham y…) con un Libro y un sistema legislativo especial”.[14]
Entonces una de las condiciones de los Profetas Ûlûlu l-‘Azm es que traigan un Libro. Pero existen además dos condiciones importantes aquí que son: poseer una invitación universal para todos los seres humanos y los genios, y poseer un sistema legislativo independiente y nuevo.

Deberá ponerse atención que el significado de “sistema legislativo independiente” no indica que deba ser completamente diferente al sistema legislativo de los Profetas anteriores, y no concuerde en nada con ese sistema, sino que indica que según lo que exija la época los sistemas legislativos también se volvían diferentes, siendo esto un asunto natural.

El Profeta David (a.s.) a pesar de que trajo un Libro Celestial, pero su Libro no fue un libro de mandatos religiosos ni de un nuevo sistema legislativo independiente, al igual que el Profeta Adán (a.s.), Set (a.s.) y Enoc (a.s.), trajeron también Libro pero no fueron Profetas legisladores. [15]

En las narraciones fueron mencionados directamente los nombres de los Profetas Ûlûlu l-‘Azm o legisladores. Se ha transmitido que el Imâm Saÿÿâd (a.s.) dijo: “Los Ûlûlu l-‘Azm son cinco personas: el Profeta Noé (a.s.), Abraham (a.s.), Moisés (a.s.), Jesús (a.s.) y Muhammad (s.a.w.)”.[16] Este mismo significado lo encontramos en las narraciones del Imâm As-Sadiq (a.s.)[17] y del Imâm Ridâ (a.s.).[18] En las narraciones, fueron recordados como “Escrituras” los Libros de Noé (a.s.) y Abraham (a.s.), aunque en el Corán el Libro de Moisés (a.s.) también fue citado como “Escrituras”.[19] Pero al conjunto de todas estas Escrituras fue llamado la Tora. El Libro de Jesús (a.s.) fueron los “Evangelios” y el Libro de Muhammad (s.a.w.) es el “Corán”.

Pero ¿acaso el “Avesta” que es el libro de los zoroástricos, es ese mismo Libro Celestial de Zoroastro? Hay que reflexionar en este asunto. En diversas partes del Avesta se ha transmitido por otros o las pláticas que Zaratustra mantiene con Dios o con personas.[20] (Para más explicación recurrir a la “Yasna” que es la principal y más antigua parte del Avesta cap.46, art. primero y segundo). Aunque según las narraciones, él fue un Profeta Divino y dueño de Libro.[21]


[1]– Al-Aĥqāf 46:35.
[2] Mufradât Râgib, vocablo ‘Azm.
[3]– “و أُولُو العَزْمِ من الرُّسُلِ: الذینَ عَزَمُوا على أَمرِ الله فیما عَهِدَ إلیهم”, Lisân Al-‘Arab, t.12, p.399
[4]– Aš-Šurā, [42:43].
[5]– Ťa Ha [20:115].
[6]– El difunto y gran sabio Tabâtabâî dijo que el significado de ‘azm como ‘azîmah” es decir un dictamen y sistema legislativo, confirmado por los narradores de Ahl-Bayt (a.s.). Al-Mîzân, (traducc.al persa) t.17, p.332.
[7] Exegesis Nemunah, t.21, p.379.
[8]– Mish Ÿazdî, Usûl Aqâ’id, p.239.
[9]– Aš-Šurā, [42:13].
[10] Bihâr Al-Anwâr, t.11, p.35.
[11]– Ídem, p.32.
[12]– Ídem, p.34; ‘Ilal Al-Sharâîa’, t.1, p.149, cap.101.
[13]– Ídem, p.35.
[14]– Ídem, p.56.
[15] Al-Mîzân, t.2, p.142; Al-Mîzân, (traducc.al persa) t.2, p.213.
[16] Bihâr Al-Anwâr, t.11, p.32.
[17]– Ídem, t.11, p.56.
[18] ‘Ilal Al-Sharâîa’, t.1, p.149, cap.101.
[19] Al-‘Alā, [87:19].
[20]– Robert Hume, Las religiones vivas del mundo, p.278. Para más información
ecurrir a la “Yasna” (la parte más antigua y principal del Avesta) cap.46, art. Primero y segundo.
[21] Min lâ Iahdzaru Al-Faqîh, t.2, p.53, h.1678; Safîtat Al-Bihâr, t.4, p.346. 

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