No constituye sorpresa alguna que la mujer musulmana que verdaderamente comprende las enseñanzas de su religión es la mejor de las vecinas, porque el buen trato hacia los vecinos es una actitud islámica fundamental profundamente impregnada en la consciencia de la mujer musulmana educada con las enseñanzas del Islam que afirman que quien es el más amable para con su vecino es el mejor vecino a la vista de Allah :
"El mejor de los compañeros a la vista de Allah es quien sea el mejor para su compañero, y el mejor de los vecinos a la vista de Allah es quien sea el mejor para su vecino".[1]
El Profeta afirmó que un buen vecino es una de las alegrías en la vida de un musulmán, ya que él o ella garantiza comodidad, seguridad y salvaguardia:
"Entre las cosas que traen felicidad a un musulmán en esta vida están: un vecino correcto, una espaciosa casa, y un buen corcel".[2]
Los salaf apreciaban tanto el valor de los buenos vecinos que consideraban el tener un buen vecino como una preciada bendición. Una historia que refleja esta consideración nos cuenta que el vecino de Sa‘îd Abn Al ‘Âs quería vender su casa por 100.000 dirhams, y le dijo al supuesto comprador lo siguiente: "Éste es el precio de la casa, pero ¿qué darías tú por tener a Sa‘îd como vecino?" Cuando Sa‘îd escuchó esto, envió a su vecino el precio de la casa y le dijo que permaneciera allí.
Ésta es la posición de los vecinos dentro del Islam, y la actitud y comportamiento de un buen vecino musulmán. ¿Pero qué hay acerca de los malos vecinos?
[1] Relatado por At Tirmidhi con un isnâd sahîh, 3/224, Abuâb al birr ua as silah, bâb mâ yâ'a fi haqq al yiuâr.
[2] Relatado por Al Hâkim con un isnâd sahîh, 4/166, Kitâb al birr ua as silah.
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