En una de mis incursiones por los
archivos de textos árabes me topé con un libro del que había oído hablar
en algunos de los textos más importantes de tasawuf pero que nunca había tenido la oportunidad tener en mis manos, el famoso libro Ar Ri’ayah lihuquq Allah,
del conocido Sheij Abu Abdullah al Hariz ibn Asad al Muhasibi, que
Allah lo tenga en Su misericordia. Fue uno de los maestros de Imam
Ŷunaid. Este libro podría traducirse como ‘El cuidado de los derechos
de Allah’. “Ri’ayah” también se usa para el ‘pastoreo’, siendo el pastor ‘ar ra’i’;
lo que nos da una idea más gráfica del título: cuidar de los derechos
de Allah como el pastor que guarda de su rebaño cuidando de que sus
animales no se extravíen ni sean atacados por las fieras. Es la obra más
extensa del Muhasibi, alrededor de setecientas cuarenta páginas.
Utiliza una estructura literaria común entre algunos autores, sobre todo
en textos de sufismo, a modo de respuestas a cuestiones formuladas por
un interlocutor, a veces real y a veces ficticio, donde contesta a
muchas de las preguntas que se hace la gente de su tiempo.
Quiero compartir con ustedes lo que
sería la introducción del libro, donde el autor define su
posicionamiento al escribir el libro y al mismo tiempo exhorta a su
interlocutor a adoptar la actitud adecuada para poder beneficiarse de lo
que oiga, pues esta es la base sin la cual no se puede construir. El
autor empieza así:
Bismi Allahi ar Rahmani Rahim ua sal-la Allahu ‘ala Muhammadin ua alih ua salim. Ua billahi asta’inu. Alhamdulillahi haq hamdihi
Dijo Abu Abdullah al Hariz ibn Asad
al Muhasibi, que Allah le tenga misericordia: “Alabanza sea a Allah
antes de decir nada y antes de cualquier anhelo o cualquier pregunta,
pues todo asunto importante se convierte en aflicción si no se empieza
con la alabanza a Allah y su mención, quedando interrumpido y no
alcanzando su objetivo. Así nos fue transmitido del Mensajero, al que
Allah le dé Su gracia y paz.
Así pues, la alabanza a Allah,
el Primero, el Prior, El que no cesa, y no Le corresponde este atributo
a nadie aparte de Él, y no Le es propio sino a Él, pues no deja de ser
El Único y no hay nada con Él. Luego inició la creación de las cosas y
no había nada con Él previamente. Así que originó las cosas, las formó y
las decretó como quiso, pues no tiene asociado en Su reino, y todas las
cosas Le pertenecen. Nos empezó con el mejor de los favores y con las
manos cuya generosidad y asistencia no tiene límites. Así pues, Suya es
la alabanza como la merece y le es adecuada a la nobleza de Su rostro y
al poder de Su Majestad. A Él le pedimos guía y en Él nos apoyamos, y a
Él nos encomendamos. Las bendiciones sobre Muhammad, Su enviado, y
sobre su familia, y paz sobre ellos.
Como consecuencia de esto he
entendido todo aquello acerca de lo que me has preguntado y quiero antes
de responderte incitarte a que escuches bien para que alcances la
comprensión de Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, en todo a lo que te llama. Así haz
que preceda una buena actitud y escucha atentamente a lo que te voy a
responder y quizás Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, te beneficie con la
comprensión de lo que te responda acerca de la preservación de los
derechos de Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, y de su establecimiento. Pues Allah,
tabaraka ua ta’ala, nos informó en Su libro que a quien escucha como Él
quiere y Le complace hay para él en lo que escucha un recuerdo, es decir
un consejo, y cuando Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, define a algo de Su
creación, ello es como lo designa y llega como ha informado. Dijo Allah,
tabaraka ua ta’ala: ‘Realmente en esto hay un recuerdo para el que tenga corazón o escuche estando presente’ (Corán, Sura de Qaf, 37). Dice el tafsir: que tiene intelecto, ‘escuche estando presente’; dijo Muŷahid: ‘Presente con el corazón, que su yo no le dice nada y no está ausente con su corazón’.
Así quien escucha la
recitación del Libro de Allah, o palabras sabias o de conocimiento, o
un consejo sin que su yo le diga nada aparte de lo que está oyendo, su
corazón está presente en lo que está escuchando; esto es lo que quiere
Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, y es para él un recordatorio, pues Allah, bendito
sea Su nombre, así lo ha dicho. Con ello ha descrito a los creyentes y
se lo ha ordenado. Ha dicho ‘Aza ua Ŷal.la: ‘Aquellos que escuchan la
palabra y siguen lo mejor de ella, éstos son los que Allah ha guiado y
éstos son los que saben reconocer lo esencial’ (Corán, Sura de los Grupos, 18). Y en otra sura: ‘Y mientras el Corán se esté recitando prestad atención y callad’. (Corán, Sura de Araf, 204).
Bien sea en el salat o en el
jutba, esta es la cortesía que debe tener todo aquel que escuche algo
bueno. Allah, ta’ala, describió así a los ŷins creyentes cuando oyeron
al Enviado, al que Allah le dé Su gracia y paz, recitar en Nahla, se
dice también en ‘Akdha; dijo: ‘Y cuando llegaron ante él dijeron: callad’ (Corán, Sura de las Dunas, 29).
Ha ordenado escuchar la recitación de Su libro dejando de hablar, con presencia del intelecto, para que se alcance a su comprensión. Y censura lo contrario; dice Allah, ‘Aza ua Ŷal.la: ‘Nosotros sabemos mejor lo que escuchan cuando te escuchan y cuando se hacen confidencias’
(Corán, sura del Viaje Nocturno, 47). Elogia a quien se calla, pues
escucha Su palabra con presencia del intelecto, resolución en la acción,
quietud de los miembros y la mirada bajada. Escuchar con atención,
estar presente con el intelecto, la resolución en la acción, esto es
escuchar como a Allah le gusta: que el siervo no esté ocupado con sus
miembros, para que su corazón se ocupe con lo que escucha; y que baje su
mirada, para que su corazón no se distraiga con lo que ve; y que esté
presente con su intelecto, para que su yo no le hable de nada aparte de
lo que oye. Así que escuche con atención para entender y así actuar de
acuerdo con lo entendido, pues la primera cortesía que el siervo debe
tener con Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, es que la prioridad de su voluntad y de
su determinación sea para tratar de entenderle después de que escuche
con presencia de su intelecto y de que su intención sea entenderle para
actuar para Él según lo entendido”.
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