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miércoles, 16 de septiembre de 2015

El Profeta Muhammad como gobernante


La razón del éxito del Profeta Muhammad, s.a.w.s., tanto en lo interno como en lo externo, fue su sumisión total y la dependencia absoluta de Allah  en todo momento. Desde la súplica después de haber sido humillado por la gente de at-Taif, en el momento de mayor impotencia, hasta el establecimiento del Islam como una realidad dinámica y luminosa en Medina y su posterior expansión, el Profeta siempre fue consciente de forma absoluta y continua de que todo el poder y toda la fuerza pertenecen únicamente a Allah, s.w.t.

El profeta Muhammad rechazó la realeza cuando Yibril le ofreció la posibilidad de elegir entre ser un Profeta-rey o un Profeta-esclavo. Siempre vivió en Medina de la misma manera que los habitantes más modestos y con menos comodidades que muchos de ellos. Esto no quiere decir que rechazase las responsabilidades de gobierno, sino que no quería saber nada de la pompa y circunstancias de la realeza. A pesar de esto, era el dirigente en todos los sentidos de la floreciente entidad política musulmana.

Aunque es verdad que la mayoría de los que han compilado la Sira del Profeta, s.a.w.s., reconocen que él era el dirigente indiscutible, son pocos los que han especificado cómo ocurría esto. Se cree comúnmente que el gobierno real y la administración política  de la umma musulmana es algo que no ocurrió hasta después y por influencia de los romanos y persas. La realidad es que ésta viene de la guía del Corán y de la Sunna del Profeta, s.a.w.s, una vez puesta en práctica y que se manifestaba en todas las cuestiones de gobierno y administración. Pasa lo mismo con la civilización islámica, pero lo cierto es que el Profeta, s.a.w.s., mostró gran interés por campos como la anatomía, la medicina y varios aspectos de las ciencias naturales, el comportamiento en su forma más general, la ética, los viajes, la historia, la geografía, las matemáticas y la agricultura, además de alentar a la búsqueda intelectual y la aplicación práctica en todas estas áreas de las disciplinas humanas.

Lo primero y más destacado es que esto tenía un efecto sobre las personas y las hacía cambiar. Al-Kattani dice que transformó a esos hombres que antes de ser musulmanes sólo prestaban atención a su existencia cotidiana como beduinos en grandes hombres y líderes sofisticados que mostraban interés por todos los campos del saber, tanto de la Shari’a como de las ciencias. Hizo esto a través del ejemplo y mediante el establecimiento de todos los aspectos que hoy se esperan de un gobierno.

Podríamos decir que el primer acto político fue el ba’ya de los representantes de las tribus de ‘Aws y Jazray, que le pidieron ser su líder, y que es la base del liderazgo político musulmán hasta hoy día. Una vez en Medina, estableció una mezquita y a continuación un mercado  y envolvió a toda la comunidad en ello, estableciendo las bases de todo asentamiento musulmán posterior. Redactó un pacto para establecer los derechos y obligaciones de las diferentes facciones de Yazrib. Aún más importante fue el tratado de hermandad entre los muhayirún y los ansar, que establecía una nueva hermandad dejando de lado todo tipo de lazos tribales, nacionales y raciales, que se basaba en una creencia religiosa compartida y que sería la fuerza de la expansión posterior del Din.

Una vez hecho esto se dedicó a la organización política de los musulmanes en un conjunto único y orgánico. El Profeta hizo esto por medio de organizar toda la actividad tanto administrativa como de adoración: nombró escribanos que redactaban la Revelación y todo tipo de contratos. Se reunían en un sitio llamado Diwán, nombre que se mantiene hasta hoy en día. Organizó la justicia, juzgando él la mayoría de casos, y nombró a otra persona en algunos; mandó gobernadores a todas las zonas que llegaron a estar bajo su control con instrucciones detalladas; mantenía relación con naciones extranjeras, mandaba emisarios y recibía delegaciones.

Un área crucial a la que prestó atención fue la del comercio, algo muy detallado en los libros de fiqh pero ausente en muchas de las Siras modernas. Medina era un hervidero de actividad económica en el que se negociaba con todo tipo de productos agrícolas, con caravanas y multitud de oficios manuales. Todo esto requería una cierta normativa y supervisión. Para esto especificó el tipo de monedas a usar, el dírham de plata y el dinar de oro, aunque nunca llegó a acuñarlos. Estos fueron la base monetaria de la expansión del Islam. Especificó, asimismo, medidas como el sa’a’ y el mudd. De suma importancia fue la prohibición de la usura y el nombramiento de inspectores, llamados muhtasib, que realizaban inspecciones −o hisba− en el mercado. También había registros de deudas y contratos.

Conjuntamente a esto estaba la recolección y distribución del zakat y la yizia, hecho que necesitaba del nombramiento de recolectores y distribuidores y de una considerable administración.

Por último, en el ámbito administrativo financiero, encontramos también en el tiempo del Profeta, s.a.w.s., el establecimiento del waqf o habús, fundaciones de carácter benéfico cuyo objetivo es satisfacer las necesidades sociales y económicas de los musulmanes. Al Kattani escribió: “El Profeta, s.a.w.s., y los musulmanes posteriores, siguieron estableciendo habuses hasta que llegaron a convertirse en una de las principales fuentes de ingresos del Islam para ayudar a la gente, y, hoy en día, en los territorios musulmanes, las rentas de los awqaf superan a lo que se obtiene con los impuestos”. Esto se escribía a principios del siglo XX.

A todo esto no hay que olvidar que como jefe militar se encargó de toda la estrategia; lideró veintiséis expediciones y se encargó de la organización de otras treinta, además de introducir numerosas innovaciones en las técnicas militares de los árabes.
Entre todo esta actividad diaria el Profeta, s.a.w.s., dirigía las cinco oraciones del día y cumplía con las actividades domésticas normales de un padre y marido escrupuloso. ¡Cuán lleno de actividad debía de ser un día en su vida!

Lo más asombroso es que toda esta actividad política y administrativa tuvo lugar en menos de una década. Además de lo que ya hemos mencionado instauró medidas en lo que respecta a la educación, la salud, la agricultura, el bienestar social e, incluso, la vivienda, llegando muchas de ellas a seguir activas en épocas muy posteriores.

Todo esto transcurría sin dejar de lado el objetivo principal de su vida, respecto al cual todo lo demás era secundario: recordar a los que le rodeaban la naturaleza verdadera de la existencia, transmitirles el Mensaje que le había revelado su Señor, purificar sus corazones y adiestrarlos para que, a su vez, difundieran ese Mensaje por el mundo y establecieran la adoración del Único Dios de manera que estuviese a disposición de todas las generaciones futuras de seres humanos en todas partes del mundo.

La clave de todo es que todo lo que hacía lo hacía para complacer a Allah. En nada de lo que hacía buscaba reconocimiento para sí mismo y cuando se enfadaba siempre lo hacía por Allah, nunca por asuntos de este mundo. Era el mejor ejemplo de todas las cualidades que transmitía: integridad, valentía generosidad, austeridad, determinación y humildad. Cuando todas estas cualidades mencionadas se reúnen en una persona, solo es posible reaccionar de una manera. El poder que algunos detentan sobre sus súbditos está basado en el miedo. Es posible que, en el caso de otros, sea mediante el respeto. En el caso del Profeta, s.a.w.s., era el amor. Cuando los Quraysh enviaron a ‘Urwa ibn Mas’ud az-Zaqafi como emisario a los musulmanes acampados en al-Hudaybiyya, regresó de su misión diciendo: “He visto a Cosroes en sus dominios, a César en su imperio y al Negus en su reino, pero nunca he visto a una gente que ame a su líder como los musulmanes aman a Muhammad. No hay pelo que caiga de su cabeza que los musulmanes no atesoren con estima. Nunca lo van a abandonar, así que pensad muy bien lo que vais a hacer”.

La primera comunidad estaba construida y unida por este amor; esto es lo que los convirtió en una fuerza irresistible que se propagó por la mitad del mundo conocido en una sola generación. Y esto es lo que, junto con los logros de gran repercusión que hemos mencionado antes, distingue al Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, como el gobernante y el líder político más encumbrado que ha conocido este mundo en el que vivimos.

El hombre, jalifa de Allah


El propósito de la presencia del hombre en la Tierra es el de actuar como Jalifa (representante) de Allah en ella. Se puede decir que todo lo que hay en la creación ha sido creado para servir al hombre, dado que es la única criatura que habita este planeta con la capacidad de razonar. El resto de los animales que hay en la creación viven bajo una conducta de comportamiento básico, que las define y las limita exclusivamente a lo que son a través de un instinto visceral. No tienen responsabilidad alguna pero no por ello su existencia deja de tener propósito, pues ejercen una función vital en el equilibrio de la creación. Algunas de estas criaturas son accesibles a la vista o al conocimiento del ser humano y otras no. Estas últimas son, probablemente, dada la naturaleza tan vasta e inmensa de la tierra y de los mares, superiores en número a las primeras.

Todo, la Tierra y lo que hay en ella, pertenece a Allah, su Originador (Fatir), y el hombre, que viene de Allah y a Él ha de retornar, por supuesto también. El hombre es, en sí mismo, una creación en pequeño. Todo lo que hay a su alrededor ha sido, de alguna forma, creado para él, su experiencia y su vida. Las cosas, solo cobran realidad bajo la mirada del que las observa y él es el centro del mundo desde su propia experiencia. Su interacción con el resto de las personas y con la creación, así como todo lo que acaece durante su vida tiene un propósito y está lleno de significado. Nada es accidental. Su locus experimental es tan singular que, en una situación determinada en la que toma lugar un evento de cualquier naturaleza y es observado o vivido simultáneamente por varias personas, cada una lo vive y lo experimenta de manera distinta y única.

El hombre tiene en la Tierra, como ya hemos mencionado, un rango superior acompañado de una gran responsabilidad; es el Jalifa de Allah. “Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: Voy a poner en la Tierra a un representante (Jalifa). Dijeron: ¿Vas a poner en ella a quien extienda la corrupción y derrame sangre mientras nosotros Te glorificamos con la alabanza que Te es debida y declaramos Tu absoluta pureza?. Dijo (Allah): Yo sé lo que vosotros no sabéis” Sura de la vaca, 29. El hombre es el recipiente de un secreto que tiene que ver con su Ruh (espíritu). Allah insufló en él, parte de Su Ruh. “Luego le dio forma e insufló en el parte de Su espíritu (Ruh)”  Sura de la postración, 8.

El hombre  sabe acerca de la existencia de Allah en lo más profundo de su ser. De ahí que la palabra que define el acto de negar la verdad sea kufur, que significa cubrir. La raíz etimológica de la palabra en árabe es ‘KA-FA-RA’ y alude al acto de cubrir las semillas alojadas en el interior de un surco. El kafir es, por lo tanto, aquel que cubre en sí mismo la emergencia de su absoluta verdad. En la asamblea del mundo de los espíritus, anterior a la creación de las cosas, la siguiente pregunta fue formulada: 

“¿Acaso no soy Yo vuestro Señor? Contestaron (Los hijos de Adam): Sí, lo atestiguamos”  Sura Al ‘Araf, 172) De manera que el hombre es el Jalifa de Allah en la Tierra y el recipiente del conocimiento de Él.  El hombre o mujer que reconoce y acepta su pacto con Allah puede entender su razón de ser, asumir su papel como Jalifa de Allah y así a descubrir el propósito y el secreto de su presencia en la creación.

Dijo un gran maestro Sufi: “Si el hombre conociese la valía de sí mismo, derramaría una lágrima con cada suspiro”.

En un tiempo de tanta confusión y pérdida para el ser humano y para el resto de la creación, es urgente volver a erigir la figura del hombre Jalifa. Él es el guardián y defensor de la creación y de quienes hay en ella. Para que la creación se regenere, el hombre debe asumir su responsabilidad. Las nuevas generaciones de jóvenes musulmanes tienen este desafío por delante.

Un Sufi de nuestra época dijo en un discurso: “No ha habido ni habrá nadie como tú. La creación ha sido erigida para ti, cada piedra ha sido puesta en su lugar para ti, las cosas han sido creadas para ti. El Profeta, s.a.w.s., fue enviado para ti. El Corán ha descendido para ti. Islam es para ti”.

Preparación para el Hajj


El Hajj es único. No hay nada que pase en nuestro planeta que sea de alguna manera comparable al mismo. Representa verdaderamente el único modelo global de comportamiento social humano. Si unas gentes en el espacio observaran la superficie entera de la tierra por un período de años, verían algunos patrones localizados de movimiento de seres humanos. Verían ciudades llenarse hasta el tope y quedarse vacías diariamente según las gentes van y vienen de sus lugares de trabajo. Probablemente notarían en el continente europeo un movimiento de temporadas de idas y retornos entre el Norte y el Sur según que las personas se dirigen al sol para sus vacaciones de verano. Pero básicamente, el movimiento de las personas en la superficie de la tierra parecería como completamente aleatorio a un observador externo, y parecería que no hay verdadera actividad humana cohesionada que envuelva a toda la raza humana. Sólo una cosa desmentiría esta conclusión.

En cierto momento, cada año, la gente empezaría, primero solos y luego en parejas y cada vez en mayor número, a moverse hacia y reunirse en un punto árido en particular de la superficie de la tierra. Si el observador tuviera equipo muy sofisticado, vería a la creciente agrupación dando vueltas en círculos alrededor de un punto central y luego dando idas y vueltas entre dos puntos adyacentes. Entonces, en un día claramente preestablecido, toda la masa de gente agrupada sería vista moviéndose a un valle cercano, y el día siguiente cruzando hacia el desierto y permaneciendo allí por varias horas. Entonces regresarían al valle desde el que emprendieron el viaje y luego de un par de días empezarían a dispersarse y regresar a todos los lugares, cercanos o lejanos, de los cuales habían inicialmente venido. Nuestro observador ciertamente concluiría que éste era el fenómeno discernible que unía a toda la raza humana y el único patrón global de actividad humana. Desde nuestra necesariamente limitada perspectiva humana es muy fácil perder de vista este aspecto universal de la gran institución del Hajj y olvidar cuán realmente magnífico es ser parte de él.

Otro aspecto que tendemos a perder de vista es la antigüedad del Hajj y el hecho de que participando en él continuamos con una tradición intacta que ha seguido ininterrumpidamente desde los albores de la historia humana. Hace por lo menos seis mil años que Sayyidina Ibrahim instituyó los ritos del Hajj centrados en la Casa que construyó en el Valle de Makka, y esto ha venido teniendo lugar allí año tras año desde ese tiempo. Y hay evidencia concluyente de otras partes del mundo que similares agrupamientos, realizando círculos y líneas rectas, tenían lugar en épocas aun más tempranas. Entonces cuando vamos al Hajj estamos tomando parte en una serie de rituales que han sido parte integral de la existencia humana desde antes del comienzo de la historia registrada. Podemos bien ser el único vínculo vivo conectándonos como seres humanos hasta nuestro primer antepasado, Adam, y el principio de la raza humana.

Aun cuando los modernos medios de transporte han hecho mucho más fácil el Hajj, no hay duda de que la verdadera falta de dificultad involucrada en la preparación del viaje en cierta manera ha hecho más difícil darle la misma intensidad de propósito que era un acompañamiento casi automático del Hajj para los musulmanes de las generaciones pasadas. Cuando ir al Hajj significaba dejar la casa por un mínimo de varios meses, y en algunos casos por un año o más, la gente tendía a pensar mucho más seriamente acerca de aquello en lo que se estaban embarcando que nosotros, ahora que sólo es cuestión de subir a un avión por un par de horas, algo que muchos de nosotros, de cualquier manera, hacemos rutinariamente en el curso normal de las cosas. En los días pasados, la partida de alguno para el Hajj y su eventual retorno del mismo eran la razón de significativas celebraciones no sólo para cada familia, sino para toda la comunidad en muchas partes del mundo. Hoy en día se ha vuelto tan común que la partida de las personas y su llegada pasa casi desapercibida en la mayoría de lugares.

Otra manera en que la experiencia del Hajj ha sido en cierta medida devaluada ha sido la proliferación, sin paralelo, de fotografías y cobertura televisiva de los lugares sagrados. La exposición de nuestros antecesores al Masjid al-Haram y de la Ka`ba sólo ocurría a través de las palabras de la gente que se encontraban que ya antes había ido allí, descripciones escritas que podían haber leído o escuchado, algunos diagramas e ilustraciones primitivas en los libros de fiqh y las representaciones casi simbólicas que eran vistas en las paredes de las mezquitas y las zawiyyas. Esto significaba que la realidad de la visión directa de los lugares sagrados estaba restringida, para ellos, a cuando llegaban allí y los veían con sus propios ojos. Cuán ardiente era su deseo y cuán profundamente conmovedor era para ellos la visión directa.

De cualquier manera, nosotros hemos sido bombardeados con imágenes fotográficas de estos maravillosos lugares –ninguna casa de un musulmán está completa sin una foto de Makka al-Mukarrama y otra de al-Madina al-Munawwara agraciando sus paredes en algún lugar – y casi todos nosotros hemos visto las masas circunvalando la Casa de Allah y yendo entre Safa y Marwa en la televisión, al punto que es casi posible sentir que hemos estado en Makka sin haber viajado allí en absoluto; es posible incluso atender a la oración del Jumu`a en la Masjid al-Haram y la Mezquita del Profeta, salla`Llahu `alayhi sallam, sin dejar tu sillón favorito, y algunas gentes lo hacen. Mientras que en verdad no es cierto decir de los musulmanes que en relación con estas cosas la familiaridad ha producido desdén, creo que puede ser dicho justamente que la familiaridad ha producido una cierta indiferencia hacia ellos, una suerte de sentimiento de sé-todo-acerca-de-esto, respecto al cual es muy difícil no estar afectado.

La razón por la que me he extendido un poco sobre esto es porque tiene una inmediata relación con lo que es probablemente el aspecto más importante de nuestra preparación para ir al Hajj, el ponernos listos para este viaje que es el más significativo que hacemos en nuestras vidas. Esta comodidad del viaje y la excesiva exposición de imágenes de los lugares sagrados definitivamente tiene un efecto, y un resultado desafortunado de ello es que el grado de previsión y preparación, tanto interna como externa, que la gente le da ahora al hecho de ir al Hajj tiende a ser significativamente menor que la que antes solía haber. Hay poca duda de que se ha vuelto mucho más difícil para la mayoría de la gente generar la misma intensidad de propósito que les venía tan naturalmente a nuestros antepasados. El Profeta, salla`Llahu `alayhi sallam, dijo:
“Las acciones sólo valen por sus intenciones. Cada uno consigue lo que se propone. Por tanto, todo aquel que emigra hacia Allah y su Mensajero, su emigración ciertamente es hacia Allah y su Mensajero. Pero aquel que emigra para ganar algo de este mundo o para casarse con una mujer, su emigración es hacia aquello a lo que ha emigrado.” (Bujari, An-Nawawi)
Este hadith, transmitido por el Amir al-Mu`minin, `Umar ibn al-Khattab, radiya`Llahu `anhu, es el primer hadith en la colección Sahih del Imam Bukhari y también fue escogido por algunos otros, incluyendo al Imam an-Nawawi en su Riyad as-Salihin, para encabezar sus colecciones de hadith. La razón por la cual estos grandes doctores dieron primacía de posición a este hadith en particular, es que contiene el precepto fundamental en el cual está basado todo lo que hacemos – sin una correcta y sincera intención nuestras acciones no tendrán ningún valor ante Allah; de hecho no tendrán ningún tipo de existencia. Allah tabaraka wa ta`ala dice respecto a las personas que realizan acciones sin una intención apropiada que:

“Las obras de los que niegan a su señor son como cenizas que se lleva el viento en un día huracanado” (Sura de Ibrahim, 14:18).

Qué rastro encuentras de ello cuando eso ocurre –nada en absoluto. No, es sólo la intención aquello que conecta lo que hacemos con Allah, la que hace nuestras acciones reales de tal manera que ellas sobrevivirán a nuestra partida de este mundo y serán cosas que encontraremos que cuentan para nosotros en el balance del Día de las Cuentas. Sin una intención clara y definida será como si en efecto no hubiéramos hecho nada en absoluto. Por esta razón, los estudiosos siempre han puesto en claro que todos los actos de adoración deben ser presididos por una clara intención. En el caso de la oración, si tú olvidas tu intención siempre tienes una oración unas horas luego para componer ello. Con el ayuno siempre hay un siguiente día de manera que no se habrá hecho un daño irreparable. Pero con el Hajj, usualmente algo de una oportunidad en toda la vida, el fallo en poner la intención adecuada puede bien ser irremediable. El hecho de que estén hoy aquí es una clara indicación que ustedes son gente que capta la importancia de lo que están emprendiendo.

Como he dicho, la abrupta dificultad y las características desconocidas de aquello a donde iban hacía de una fuerte intención, un factor casi automático para los musulmanes de las generaciones pasadas, pero, paradójicamente, nosotros, como musulmanes de esta era de información, en la que la evidencia visual directa de lo que está frente a nosotros está tan fácilmente disponible, tenemos muy bien que hacer un esfuerzo de lejos más consciente para generar dentro de nosotros mismos la misma fuerza de intención que les venía tan naturalmente a aquellos anteriores a nosotros.

La primera cosa a tener en mente es que la intención no es sólo un asunto de expresión verbal. Bien pueden haber fórmulas que articulen claramente la intención que queremos poner, pero es vital recordar que esto debe ser la expresión externa de un claro propósito interno contenido en nuestros corazones. La intención es un poco como el iceberg: las palabras que la expresan son como la décima porción del mismo, que aparece sobre la superficie, y que sólo está allí por los nueve décimos restantes que hay debajo. Dentro de nuestros corazones debemos tener una clara figura de qué es lo que estamos queriendo hacer.

Primero debemos tener en claro el tipo de Hajj que vamos a realizar. Hay tres tipos de Hajj – hajj al-ifrad, hajj al-qiran y hajj at-tamattu`. El primero es el hajj en sí mismo; el segundo, Hajj y `umra combinados, y el tercero, `umra seguida de Hajj. No iré a los detalles de cada uno de estos aquí; tal vez mi estimado colega podrá hacerlo más tarde; es suficiente decir en este punto que tal vez la diferencia más importante en lo que concierne a la intención es que en el hajj at-tamattu` sales del ihram luego de completar tu `umra y luego vuelves al mismo de nuevo para el hajj, y entonces es obviamente importante que estés claro al respecto cuando pongas tu intención original.

Acabo de mencionar el ihram y éste es, por supuesto, el primero de los cuatro pilares del Hajj y una condición absoluta para su realización. Algunas personas confunden ihram con las dos vestimentas sin costuras que los hombres deben usar para el hajj, pero las vestimentas son sólo los signos del ihram que es en realidad un estado particular de ser de la persona. Entras en ihram o te pones en ihram cuando cruzas un punto específico conocido como el miqat en el camino que haces en el Hajj. La palabra ihram es de la misma raíz que la palabra haram y se usa porque cuando estás en ello ciertas cosas que normalmente son permitidas se vuelven prohibidas. La palabra también es usada en la oración para el takbirat al-ihram y hay una clara similitud. Una vez que has dicho el takbirat al-ihram te separas de la vida normal: no puedes hablar, o comer o volverte y estás ligado a ciertos movimientos claramente definidos hasta que la oración se finaliza.

Y el mismo principio se aplica cuando entras en ihram para el Hajj. Una vez que has hecho eso ciertas cosas normalmente permitidas se vuelven prohibidas para ti. Los hombres deben llevar vestidos sin coser y no pueden cubrir sus cabezas. Las mujeres no pueden cubrir sus rostros. Está prohibido peinarte o rascarte el cabello o hacer cualquier cosa que signifique remover el cabello del cuerpo. Está prohibido recortarse tus uñas, o removerlas de alguna otra manera. Está prohibido usar perfume. Está prohibido cazar o matar animales de caza. Y está prohibido tener sexo o casarse. Es sunna tomar un ghusl antes de entrar en ihram y rezar dos rak`ats al hacerlo y ése es el momento en el que tu Hajj empieza y cuando tu intención formal de realizar el Hajj debe hacerse. Pero, por supuesto, ésta es una empresa seria, y es necesaria mucha previsión y preparación interna y externa para estar listos para ella.

Así como con el takbirat al-ihram te excluyes del mundo en la oración y dedicas toda tu atención a Allah durante el lapso de la oración, de la misma manera con el ihram del Hajj te separas de las preocupaciones normales de tu vida y te dedicas enteramente al servicio de Allah de la manera que Él ha prescrito hasta que tu Hajj está finalizado. Es como si durante todo el tiempo que estás en ihram tu cuerpo no existiera más y es sólo tu conexión con tu Señor lo que importa. Tienes que comer y hacer wudú, pero aparte de ello te olvidas de tu cuerpo y también de su apariencia. Es el único momento en el que es obligatorio dejarte ir y en donde la atención normal contigo mismo está más bien prohibida.

Entonces éste es el estado de ihram pero efectos de la intención es indispensable tener una clara idea de lo que vas a hacer mientras estés en él. Obviamente tú ni sabes ni puedes saber exactamente qué es lo que va a pasar y la realidad es siempre muy diferente de cualquier idea que tengamos de ella, de cualquier modo es vital tener en mente una clara idea de los varios ritos y prácticas que te estás proponiendo realizar para que tu intención sea completa y, por tanto, para que tu Hajj sea adecuadamente cumplido. La figura básica es muy simple y no es difícil de captar. Una vez que la captas siempre serás capaz de enfocarte en la tarea que has emprendido y es más difícil que te distraigas de ello por el caótico alboroto que casi con seguridad te envolverá cuando llegues a tu destino.

La secuencia básica de los eventos del hajj es como sigue: ihram – talbiya – tawaf de llegada – sa`y – ir a mina el día 8 de Dhu`l-Hijja – estar en `Arafa el día 9 – pasar la noche en Muzdalifa – regresar a Mina en la mañana del 10 – el apedreamiento del Jamra al-Aqaba – el sacrificio – rasurar o cortarse el cabello – Tawaf al-Ifada – dejar el ihram – apedrear los tres jamarat por dos o tres días – tawaf de despedida. Ésta es, desde luego, una versión extremadamente telegráfica de lo que pasa y ahora desbrozaré un poco más la figura de manera que se vuelva más comprensible y fácil de asimilar. No examinaré los detalles. Como ya he dicho, lo que me interesa aquí es que todos nosotros tengamos de antemano una clara idea de lo que está al frente nuestro a medida que se acerca el Hajj, de manera que estemos preparados para él y seamos capaces de enfocarnos adecuadamente en él. Aquellos que han estado en el Hajj ya antes estarán obviamente familiarizados con esto, pero aun para ellos creo que será bueno regresar sobre ello.

Ya he hablado de entrar en ihram. Con ello, el hajj propiamente dicho empieza y los que están en el hajj recitan la talbiya. La talbiya es la fórmula que empieza “Labbayk Allahuma labbayk”, “A tu servicio, oh Allah, a tu servicio”, y debes repetir periódicamente esto hasta que hayas salido del ihram pero no deberías recitarlo cuando estás haciendo tawaf and sa`y. Cuando alcanzas Makka vas tan rápido como sea posible al Masjid al-Haram a hacer tu tawaf de llegada. El Tawaf consiste de siete vueltas alrededor de la Ka`ba, empezando y terminando en la esquina que contiene la Piedra Negra, seguido de dos rak`ats en el Maqam Ibrahim, dando la cara al lado de la Ka`ba donde su puerta se ubica. Luego de tomar algo de agua del pozo de Zamzam vas directamente a Safa para el sa`y. El Sa`y comprende idas y vueltas entre dos rocas de Safa y Marwa siete veces, finalizando en Marwa. Esto concluye los ritos preliminares en Makka, donde debes estar hasta que el hajj propiamente dicho empieza.

En la mañana del día 8 de Dhu`l-Hijja vas a Mina donde estás hasta luego de fayr del día siguiente, el noveno, que es cuando vas a `Arafa. Te quedas en `Arafa todo el día, rezando Dhuhr y `Asr juntos de la manera abreviada y pasas el tiempo recordando a Allah y haciéndole du`a`. Apenas algo luego del atardecer, dejas `Arafa sin rezar Maghrib y vas a Muzdalifa donde rezas Mahgrib e `Isha juntos y abreviados. Pasas la noche en Muzdalifa, recordando tomar pequeños guijarros para apedrear el jamarat en Mina en los días siguientes. Luego de la oración de Subh en la mañana del 10 de Dhu`l-Hijja vas a Mash`ar al-Haram y haces du`a allí.

Desde allí regresas a Mina donde primeramente apedreas el Jamra al-Aqaba con siete de los guijarros que recogiste en Muzdalifa. Luego de completar el apedreamiento realizas tu sacrificio si tienes un animal y entonces los hombres deben rasurarse las cabezas o al menos cortarse algo del cabello, y las mujeres deberían acortarse el cabello un poco. Tu siguiente obligación y el último de los pilares del hajj es el Tawaf al-Ifada para el cual, por cierto, debes regresar al Masjid al-Haram en Makka. El mejor día para hacer esto es el día del `Id luego de que te has rasurado la cabeza o cortado el cabello pero puede ser hecho en cualquiera de los días del Tashriq que son el 11, 12 y 13 de Dhu`l-Hijja. Cuando has completado tu Tawaf al-Ifada, y no antes, sales del ihram y todas aquellas cosas que estaban prohibidas para ti durante el mismo se vuelven permitidas. Deberías pasar dos o tres días y noches en Mina, apedreando todos los tres jamarat con siete guijarros por cada día, de manera preferible en la tarde antes de que caiga la noche. Luego de los días del Tashriq deberías regresar a Makka e inmediatamente antes de que partas deberías realizar tu tawaf de despedida.
Ésta, entonces, es la reseña de los ritos del Hajj y cada uno de los que va al Hajj debería estudiar la secuencia básica de eventos antes de que partan y tenerlos internalizados de manera que una vez allí ellos tendrán internamente un programa de acción al cual referirse cuando quiera que lo necesiten. Es un poco como estudiar un mapa cuidadosa y detenidamente antes de embarcarse en un viaje. Hacer esto no necesariamente te asegura llegar a salvo a tu destino y los lugares, cuando llegas a ellos, no estaban tan directos como parecían en el mapa pero conocer de antemano a dónde vas y la ruta a tomar ciertamente hace que alcances lo que quieres mucho más fácilmente. El otro día tuve que ir a un lugar en Londres donde nunca antes había estado. Encontré dónde estaba en el mapa y busqué la manera de llegar allí. Una vez que estuve en el área, era muy diferente de lo que había parecido en el mapa y había muchos factores que confundían, pero como había previamente ya había examinado algo de ello seguí caminando, y aunque tuve que hacer preguntas un par de veces para cerciorarme de que estaba en lo correcto, no anduve equivocado y fui directo al lugar que estaba buscando. Sé que si no hubiera estudiado el mapa muy cuidadosamente y de esa manera conseguido una figura cuidadosa de a dónde estaba yendo, definitivamente me habría perdido por completo.

Entonces hemos estado viendo cómo generar una fuerte, correcta y efectiva intención para el Hajj y me he dedicado todo este tiempo a hablar de ellos porque sin ello no hay ningún caso en ir al Hajj. Es la condición absolutamente indispensable que hace posible que nuestro viaje sea exitoso. Entonces, desde ese punto de vista, es la más importante preparación que podemos hacer. Hay, por supuesto, otros aspectos esenciales de la preparación, en particular los aspectos de las medidas de precaución médica y los convenios de viajes y otros aspectos pragmáticos y cosas útiles como todo ello pero no trataré de ellos toda vez que no tengo experiencia en ese campo. Hay, sin embargo, otro aspecto de la preparación que me gustaría examinar y se trata del arreglo de nuestros asuntos antes de partir.

En el pasado, las personas realmente no sabían si regresarían a su casa de su viaje al Hajj. El viaje en sí mismo era mucho más peligroso y la enfermedad costaba muchas más vidas que ahora. Mucha gente nunca regresaba a casa. Por esa razón, dejar sus propios asuntos en orden siempre ha sido considerado una parte integral de la preparación para el Hajj. Es una de las condiciones del Hajj que tú no solamente deberías tener suficiente para los gastos del viaje y cubrir todos los costos de alojamiento y comida de tu estadía en el Hijaz, sino también que al partir dejes suficiente para cubrir las necesidades de tus dependientes durante tu ausencia. Pero por encima de todo deberías asegurarte, tanto como sea posible, que no dejas ningún asunto suelto que causaría dificultad a tu familia en caso de que no regresaras. Por ejemplo, si tú tienes deudas y no puedes pagarlas completamente antes de su partida, al menos deberías asegurarte de hacer alguna previsión para su pago. Y hay muchas otras cosas que serán diferentes en cada situación particular y que necesitarán ser arregladas antes de que puedas emprender el viaje con todo en orden. Esto es muy importante para quienes dejas detrás tuyo pero también es esencial para tu propia tranquilidad interna. Lo último que quieres es las preocupaciones de asuntos no concluidos se introduzcan en tu conciencia y ocupen tu corazón cuando estés cara a cara con tu Señor en la llanura de `Arafa.

Me gustaría acabar esta sesión referida a la preparación del hajj contándoles lo que le ocurrió a un gran amigo mío, un americano llamado Aziz Schaller, cuando él fue al Hajj en 1993. Él fue con un grupo de Inglaterra y España y todos se encontraron como punto de preconcentración en el aeropuerto de Jeddah. Luego de la usual pesadilla burocrática tuvieron sus papeles en regla y se encaminaron directo a Makka. Tuvieron suerte de permanecer muy cerca del Masjid al-Haram y cumplieron su tawaf y sa`y sin dificultad. En el día correspondiente, se fueron a Mina y de allí a `Arafa. Permanecieron allí adecuadamente hasta después del atardecer pero como algunas personas habían partido temprano, cuando llegaron a Muzdalifa les fue difícil encontrar un lugar en donde pasar la noche. Luego encontraron un lugar pero había un largo camino hasta una fuente de agua y Aziz pasó mucho de la noche en idas y venidas con botellas de agua para asegurarse de que cada uno en el grupo tuviera suficiente para el wudu y para beber en la mañana. Completaron el hajj exitosamente, regresaron a Makka y luego de un par de días se fueron a Madina.

A causa de la congestión de tráfico el viaje a Madina tomó 24 horas y finalmente llegaron un martes justo antes de Maghrib. Encontraron un lugar en donde estar cuya vista daba al cementerio de Madina, Al-Baqi`, donde muchos de los Compañeros y grandes musulmanes del pasado están enterrados. El miércoles Aziz se quejó de sentirse un poco débil. El jueves la enfermedad se agravó y un par del grupo le acompañaron al hospital local para su tratamiento. El resto del grupo fue invitado a un lugar por la tarde. Cuando regresaron y preguntaron por Aziz se les informó que él había acabado de morir. Lavaron y prepararon su cuerpo para el entierro y se le hizo la oración fúnebre en la Mezquita del Profeta, salla`Llahu `alayhi sallam, luego del Jumu`a. La procesión fúnebre fue directamente de la mezquita a al-Baqi` y Aziz fue enterrado entre Sayyidina Uthman ibn` Affan, radiya`Llahu `anhu, y el Imam Malik, rahimahu`Llahu ta`ala.

Recuerden que esto pasó hace sólo 7 años atrás y que hasta donde él mismo o cualquier otro sabían, Aziz estaba en perfecto estado de salud. Aun así el tiempo que pasó desde que se sintió por primera vez mal hasta su muerte fue escasamente de 24 horas. Ahora bien, no estoy sugiriendo que esto suele ocurrir, aun cuando debemos recordar que millones de musulmanes piden diariamente a Allah en sus du`as tener ese fin, pero eso les lleva tan vigorosamente a casa que tal cosa es realmente una muy remota posibilidad para cualquiera de nosotros. Lo realmente importante que hay que comprender es que lo que sea que ocurra, y Allah quiera que todos ustedes regresen a salvo, la verdad es que cada uno de los que va al Hajj, el más importante viaje que cualquier ser humano puede hacer, va a encontrarse con su Señor. No podría haber mejor preparación para el Hajj que reconocer plenamente esto.

Los destinatarios del Zakat


Hay ocho categorías de gente a quien el Zakat (Azaque) recaudado debe ser distribuido por el líder de los musulmanes, y Allah, exaltado y glorificado sea, las enumera para nosotros en el Corán cuando dice:
“Las dádivas {Zakat] son únicamente para los necesitados, los pobres, los que trabajan en recogerlas y repartirlas, para los que tienen sus corazones amansados, para recatar esclavos, para los abrumados por las deudas, para la causa en el camino de Allah y para el hijo del camino.” Sura At-Tawbah, 60.
Los pobres

Pobres se consideran aquellos musulmanes que tienen algún medio de vida pero es insuficiente para cubrir sus necesidades, así pueden tener un trabajo o negocio pero sus ingresos no son suficientes para cubrir los gastos mínimos para vivir ellos mismos y sus familias. Dichas personas tienen derecho a suficiente Zakat como para elevar sus ingresos al nivel que les permita cubrir sus necesidades básicas. Este puede ser perfectamente el caso de un comerciante cuyo capital y existencias alcancen la cantidad del nisab, en tal caso ha de pagar el Zakat que debe pero tendrá derecho también a recibir Zakat en base a su situación financiera personal.

Los indigentes

Indigentes son los musulmanes que no tienen propiedades ni ingresos en absoluto. Hay, por supuesto, muchas razones que han podido ocasionar esta situación. Puede deberse a una calamidad que les ha sobrevenido o a una incapacidad que les impida ganar dinero, o pueden ser gente que tiene alguna propiedad a la que por alguna razón no tengan acceso temporalmente. Los estudiantes pueden entrar también en esta categoría si sus estudios les impiden realmente ganar dinero y no tienen otros medios de subsistencia.

Los recaudadores

Los recaudadores y distribuidores del Zakat también tienen derecho a una parte de este. Tales hombres, no obstante, deben ser musulmanes, hombres libres, rectos y justos, versados en todas las prescripciones de la Sharia (ley Islámica) respecto a la valoración y recolección del Zakat. Esto es aplicable incluso si tienen otros medios ya que es algo así como un salario por el trabajo que realizan. Sin embargo, ningún Zakat puede darse a aquellos que están colocados en la posición de ser sus guardianes. Estos deben ser pagados por otros medios.

Gente cuyos corazones deben ser reconciliados

Esto puede aplicarse en primer lugar a gente que acaban de convertirse en musulmanes o están a punto de hacerlo y puedan ser fortalecido o persuadido con la ayuda de los fondos del Zakat. Y en segundo lugar a no musulmanes que son amistosos con los musulmanes y que puedan ser de alguna ayuda en una situación de guerra. Este permiso de la ley depende de un minucioso examen de las circunstancias de aquellos involucrados porque la concesión de Zakat solo debe hacerse a no musulmanes cuando haya una necesidad real de sus servicios o cuando hay certeza de su sincero deseo de convertirse en musulmanes.

Liberar esclavos

El Zakat puede emplearse para ayudar a esclavos musulmanes a comprar su libertad. Los esclavos liberados por este medio permanecen dentro de la protección de la comunidad musulmana.

Los endeudados

El Zakat puede darse a un individuo para pagar sus deudas, en tanto estas deudas no estén conectadas con el Din. Esto se aplica incluso a deudores que hayan muerto. El Zakat a deudores está condicionado a que ellos hayan entregado a sus acreedores todo el dinero extra y la propiedad en su poder.

En el camino de Allah

Esta categoría se considera generalmente restringida a aquellos que luchan en el Jihad (el esfuerzo por establecer el Din) para hacerles posible equiparse y proporcionarles una montura adecuada. Tales concesiones pueden hacerse a combatientes incluso si están bien de dinero. Ninguna parte del Zakat puede, no obstante, ser utilizada para la construcción y mantenimiento de fortificaciones ni para los trabajos causados por una guerra defensiva, ni para la construcción de buques de guerra, ni para la edificación de mezquitas o cualquier otra obra pública.

Los viajeros

El Zakat puede ser usado también para el apoyo y repatriación de viajeros, siempre que sean musulmanes libres, que tengan la necesidad de tal ayuda. Esto está subordinado a que no sean capaces de encontrar a nadie que les preste lo que necesiten.

General

Lo que está claro de las categorías anteriores es que el Zakat actúa en la sociedad musulmana como ayuda en último caso, una forma de seguridad social en casos extremos. Los destinatarios del Zakat son todas aquellas personas que no tienen acceso a ninguna fuente de ayuda en su situación particular. Es importante entender que el Zakat no es caridad. La donación privada y el establecimiento de los Awqaf (fundaciones para la cariada) cuidan de todas las necesidades caritativas ordinarias de la comunidad musulmana. El Zakat está ahí para cubrir las necesidades de todos aquellos que no tienen ningún otro sitio al que acudir. Esta es otra razón por la cual es importante que el Zakat sea recaudado en comunidad y distribuido localmente, ya que es en comunidad como únicamente pueden reunirse suficientes fondos y distribuirse eficientemente y es solo a nivel local que las necesidades reales de la gente pueden ser reconocidas apropiadamente y ser atendidas.

Es necesario un líder político en cada comunidad para supervisar la recaudación y distribución del Zakat en cada localidad. Normalmente parte del Zakat, aunque no una cuota fija, es asignada a los recaudadores, luego se atienden las necesidades de los pobres e indigentes de la comunidad y después todas esas otras categorías apropiadamente cuando y donde sea necesario. La decisión sobre ello descansa en las manos del líder político de los musulmanes y tal líder debe existir en cada comunidad para permitir que el Zakat se distribuya correctamente.

‘El cuidado de los derechos de Allah’


En una de mis incursiones por los archivos de textos árabes me topé con un libro del que había oído hablar en algunos de los textos más importantes de tasawuf pero que nunca había tenido la oportunidad tener en mis manos, el famoso libro Ar Ri’ayah lihuquq Allah, del conocido Sheij Abu Abdullah al Hariz ibn Asad al Muhasibi, que Allah lo tenga en Su misericordia. Fue uno de los maestros de Imam Ŷunaid. Este libro  podría traducirse como ‘El cuidado de los derechos de Allah’. “Ri’ayah” también se usa para el ‘pastoreo’, siendo el pastor ‘ar ra’i’; lo que nos da una idea más gráfica del título: cuidar de los derechos de Allah como el pastor que guarda de su rebaño cuidando de que sus animales no se extravíen ni sean atacados por las fieras. Es la obra más extensa del Muhasibi, alrededor de setecientas cuarenta páginas. Utiliza una estructura literaria común entre algunos autores, sobre todo en textos de sufismo, a modo de respuestas a cuestiones formuladas por un interlocutor, a veces real y a veces ficticio, donde contesta a muchas de las preguntas que se hace la gente de su tiempo.

Quiero compartir con ustedes lo que sería la introducción del libro, donde el autor define su posicionamiento al escribir el libro y al mismo tiempo exhorta a su interlocutor a adoptar la actitud adecuada para poder beneficiarse de lo que oiga, pues esta es la base sin la cual no se puede construir. El autor empieza así:

Bismi Allahi ar Rahmani Rahim ua sal-la Allahu ‘ala Muhammadin ua alih ua salim. Ua billahi asta’inu. Alhamdulillahi haq hamdihi

Dijo Abu Abdullah al Hariz ibn Asad al Muhasibi, que Allah le tenga misericordia: “Alabanza sea a Allah antes de decir nada y antes de cualquier anhelo o cualquier pregunta, pues todo asunto importante se convierte en aflicción si no se empieza con la alabanza a Allah y su mención, quedando interrumpido y no alcanzando su objetivo. Así nos fue transmitido del Mensajero, al que Allah le dé Su gracia y paz.
Así pues, la alabanza a Allah, el Primero, el Prior, El que no cesa, y no Le corresponde este atributo a nadie aparte de Él, y no Le es propio sino a Él, pues no deja de ser El Único y no hay nada con Él. Luego inició la creación de las cosas y no había nada con Él previamente. Así que originó las cosas, las formó y las decretó como quiso, pues no tiene asociado en Su reino, y todas las cosas Le pertenecen. Nos empezó con el mejor de los favores y con las manos cuya generosidad y asistencia no tiene límites. Así pues, Suya es la alabanza como la merece y le es adecuada a la nobleza de Su rostro y al poder de Su  Majestad. A Él le pedimos guía y en Él nos apoyamos, y a Él nos encomendamos. Las bendiciones sobre Muhammad, Su enviado, y sobre su familia, y paz sobre ellos.

Como consecuencia de esto he entendido todo aquello acerca de lo que me has preguntado y quiero antes de responderte incitarte a que escuches bien para que alcances la comprensión de Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, en todo a lo que te llama. Así haz que preceda una buena actitud y escucha atentamente a lo que te voy a responder y quizás Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, te beneficie con  la comprensión de lo que te responda acerca de la preservación de los derechos de Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, y de su establecimiento. Pues Allah, tabaraka ua ta’ala, nos informó en Su libro que a quien escucha como Él quiere y Le complace hay para él en lo que escucha un recuerdo, es decir un consejo, y cuando Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, define a algo de Su creación, ello es como lo designa y llega como ha informado. Dijo Allah, tabaraka ua ta’ala: ‘Realmente en esto hay un recuerdo para el que tenga corazón o escuche estando presente’ (Corán, Sura de Qaf, 37). Dice el tafsir: que tiene intelecto, ‘escuche estando presente’; dijo Muŷahid: ‘Presente con el corazón, que su yo no le dice nada y no está ausente con su corazón’.

Así quien escucha la recitación del Libro de Allah, o  palabras sabias o de conocimiento, o un consejo sin que su yo le diga nada aparte de lo que está oyendo, su corazón está presente en lo que está escuchando; esto es lo que quiere Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, y es para él un recordatorio, pues Allah, bendito sea Su nombre, así lo ha dicho. Con ello ha descrito a los creyentes y se lo ha ordenado. Ha dicho ‘Aza ua Ŷal.la: ‘Aquellos que escuchan la palabra y siguen lo mejor de ella, éstos son los que Allah ha guiado y éstos son los que saben reconocer lo esencial’ (Corán, Sura de los Grupos, 18). Y en otra sura: ‘Y mientras el Corán se esté recitando prestad atención y callad’. (Corán, Sura de Araf, 204).

Bien sea en el salat o en el jutba, esta es la cortesía que debe tener todo aquel que escuche algo bueno. Allah, ta’ala, describió así a los ŷins creyentes cuando oyeron al Enviado, al que Allah le dé Su gracia y paz, recitar en Nahla, se dice también en ‘Akdha; dijo: ‘Y cuando llegaron ante él dijeron: callad’ (Corán, Sura de las Dunas, 29).

Ha ordenado escuchar la recitación de Su libro dejando de hablar, con presencia del intelecto, para que se alcance a su comprensión. Y censura lo contrario; dice Allah, ‘Aza ua Ŷal.la: ‘Nosotros sabemos mejor lo que escuchan cuando te escuchan y cuando se hacen confidencias’ (Corán, sura del Viaje Nocturno, 47). Elogia a quien se calla, pues escucha Su palabra con presencia del intelecto, resolución en la acción, quietud de los miembros y la mirada bajada. Escuchar con  atención, estar presente con el intelecto, la resolución en la acción, esto es escuchar como a Allah le gusta: que el siervo no esté ocupado con sus miembros, para que su corazón se ocupe con lo que escucha; y que baje su mirada, para que su corazón no se distraiga con lo que ve; y que esté presente con su intelecto, para que su yo no le hable de nada aparte de lo que oye. Así que escuche con atención para entender y así actuar de acuerdo con lo entendido, pues la primera cortesía que el siervo debe tener con Allah, ‘Aza ua Ŷal.la, es que la prioridad de su voluntad y de su determinación sea para tratar de entenderle después de que escuche con presencia de su intelecto y de que su intención sea entenderle para actuar para Él según lo entendido”.

Una ventana al espacio


Muchas veces nuestra inconsciencia nos mantiene pegados a lo cotidiano, a lo familiar, y  nos aleja de plantearnos cuestiones trascendentales, de reflexionar sobre todo aquello que nos rodea. Meditar sobre la creación es lo que nos permite conocer la Majestuosidad y el Poder del Creador así como una de las vías para conocerle más.
Una de esas múltiples cuestiones que sería lógico plantearse es ¿por qué podemos ver galaxias a millones de años luz de distancia de la Tierra, partiendo de que solo un año luz son 9,5 billones de kilómetros?, ¿por qué podemos descubrir cosas del universo? La mayoría de los descubrimientos que desvelamos no son por casualidad o por accidente. Están planteados para que sean descubiertos, así fue la Voluntad Divina y así se manifiesta por múltiples vías.

Allah creó una atmosfera rica en oxigeno, que funciona como una ventana transparente para ver el universo distante. La distancia precisa y adecuada entre el Sol y la Tierra origina una luminosidad adecuada para que sean vistos cuerpos lejanos. La ubicación de la Tierra dentro de nuestra galaxia es ideal, y no casual, para el estudio del universo, y es algo anormal en la inmensidad del cosmos. La Vía Láctea, donde se sitúa el Sistema Solar y nuestro planeta, es una galaxia espiral, quizá la más bella de este tipo de galaxias, con sus majestuosos brazos girando desde el núcleo central compuesto por un gran cúmulo de estrellas y en cuyo centro se sitúa un agujero negro.

Muchas espirales tienen una característica muy curiosa: un bloque rectangular de estrellas en el centro en lugar de la típica forma esférica, y los brazos irradian desde los bordes de ese bloque. Los astrónomos llaman a este bloque “bulbo”, y nuestra galaxia posee uno. De hecho, el nuestro es bastante grande. Con 27.000 años luz de punta a punta es mucho más grueso que otros bulbos galácticos. Nuestro planeta está posicionado entre dos brazos espirales que forman una “ventana” al espacio exterior. Es justo esa abertura originada en el espacio entre los dos brazos la clave de poder hacer ciencia y hallazgos lejanos; si no existiese esta ventana, no podríamos ver absolutamente nada, excepto aquello que se considera cercano −decir cercano es hablar de un par de millones de kilómetros−.

Esta ventana es una abertura real que permite ver el espacio, cosa que no sucede desde otros cuerpos planetarios, donde solo veríamos nebulosas, polvo; esto funcionaría como una barrera  que impediría cualquier hallazgo de planetas, galaxias… Este gran signo (ayat) de la ventana, es mediante el cual Hubble demostró la expansión del universo, y entre otras muchas cosas más, demostrar también que “todo en el espacio se mueve siguiendo una órbita, todo está en continuo movimiento, nada es inmóvil, incluido el Sol”. Más impactante aún es el hecho de que esta ventana se conserva aun con el movimiento de la Tierra a 106.000 km/h alrededor de su eje. No sólo eso, quedó confirmado también que esa ventana se conserva en el movimiento de la Tierra alrededor del Sol y en los movimientos de precesión y nutación.

La ventana nos permite en la oscuridad de la noche ver miles de estrellas y los telescopios galaxias, asteroides, planetas y supernovas a años luz de distancia. La Vía Láctea tiene unas 200.000 millones de estrellas. De hecho, con unas pocas excepciones, las estrellas más distantes que podemos ver están a 1.000 años luz. Muchas estrellas son tan débiles que son invisibles aunque estén en ese rango; el Sol, por ejemplo, es una estrella tan débil que apenas se vería a 60 años luz de distancia, y eso que es bastante brillante en comparación con la mayoría de las estrellas. Dice Allah en el Corán: “Los que recuerdan a Allah de pie, sentados y acostados y reflexionan sobre la creación de los Cielos y la Tierra: ‘¡Señor nuestro, no creaste todo esto en vano. ¡Gloria a Ti, presérvanos del castigo del Fuego’”. (Sura de la Familia de Imran, 191).

Gracias a Allah. Que por Su Misericordia, nos permita conocer algo del vasto reino celestial. Es Allah Quien lo ha diseñado así. Es Allah El que permite la ciencia habiendo creado cantidad de medios para que se pueda llevar a cabo. Y Allah sabe mucho más y mejor, y todo el universo le glorifica a Él.
 
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